NUESTROS HIJOS NO NOS DAN TRABAJO. ¡SON NUESTRO TRABAJO!

Por fin, ya estas en la cama. Ya hay silencio. Todo está en orden. Entonces piensas “qué maravilloso sería tener más tiempo para mi. Quisiera dejar de reñir, de perseguir. De ser espía y policía, de ordenar lo que desordenan, de recoger. De controlar. ¡De pelearme con los niños!” . Pues todo eso llegará. La casa estará ordenada. Las paredes limpias. Nadie te desafiará ni te llevará la contraria. Tampoco tendrás que hacer deberes con nadie ni obligar a nadie a poner la mesa. En tu casa habrá silencio. No habrá risas. Ni abrazos entre hermanos. No habrá manitas sucias que ensucien lo que limpies. Ni conversaciones sobre novios ni amigos que ya no lo son. No habrá visitas al psicólogo o al pediatra. Ni clases de refuerzo. Tus hijos habrán dejado el nido. Entonces te darás cuenta que todo aquello que en su momento te parecía una carga , la perspectiva y el tiempo lo han convertido en recuerdos de oro. Nuestros hijos...