MI HIJO SE TOCA ...
Alrededor de los 3 o 4 años, la mayoría de niños y niñas descubrirán zonas de su cuerpo que les producen una especial sensación de placer y es por ello que, poco a poco, y con mayor o menor asiduidad, comenzaran a tocarse sus genitales a la búsqueda precisamente de esta sensación placentera, comportamiento ante el cual son muchos los padres y madres que se inquietan y que no saben como actuar: ¿hay que reñirles?, ¿hay que distraerlos?, ¿se debe consentir esta conducta?
Afortunadamente hemos dejado atrás la época en que algunos padres y madres cuando sorprendían a sus hijos pequeños tocándose los genitales les gritaban: “¡No te toques!”, “¡Si te la tocas tanto te la cortaré!”, y otras frases por el estilo que, a menudo, no hacían otra cosa que provocar una sensación de angustia ante la reacción de sus padres por un comportamiento que, tanto los niños como las niñas, no imaginaban que pudiera ser malo, ya que les proporcionaba placer.
Actualmente la mayoría de padres comprenden que ésta no es la conducta a seguir, pero en muchos casos tampoco saben muy bien qué deben hacer en esta situación. Por un lado piensan que es normal que su hijo o hija juegue con su cuerpo y descubra el placer, pero por otro, no saben si este tipo de juegos va a ser perjudicial o debe tener un límite.
Veamos algunos casos extraídos de conversaciones con padres y madres de niños y niñas de esta edad:
- Vanessa tiene 4 años. Desde hace unos meses se sienta a caballo en el brazo del sofá y se mueve lentamente adelante y atrás. Puede estarse así un buen rato, hasta que se cansa o se aburre y cambia de juego. A sus padres no les inquieta especialmente esta conducta, pero les preocupa que lo haga delante de las visitas o de otros miembros de la familia.
- Jaime tiene 5 años, cuando cree que nadie le mira suele introducir las manos en los bolsillos de los pantalones y se toca los genitales a veces de forma algo aparatosa. A veces, sin darse cuenta, también lo hace cuando lee un tebeo o mira la televisión.
- Susana tiene 6 años. Por la mañana, al salir de casa y mientras su padre llama al ascensor, pone las piernas entre los barrotes de la escalera e inicia un ligero movimiento de fricción. Aunque sólo dura unas decenas de segundos hasta que llega el ascensor, a su padre se le hacen interminables.
¿Por qué se tocan?
En general los niños y niñas se tocan por placer, por aburrimiento y también por curiosidad. Niños y niñas exploran su cuerpo y aprenden de las diferentes sensaciones que éste les produce. Ello no debe conducirnos a pensar que niños y niñas se tocan “por vicio” o de una manera perversa, más bien todo lo contrario: la necesidad de conocer y explorar el propio cuerpo es connatural al mismo proceso de crecimiento, y esta exploración se desarrolla en mayor medida cuando la actividad produce una cierta dosis de placer.
De hecho, niños y niñas experimentan placer genital desde su nacimiento. Así, los niños tienen erecciones de la misma manera que a las niñas se les lubrifica la vagina en numerosas ocasiones a lo largo de toda su infancia.
En el caso de los niños se produce además el hecho de que el descubrimiento de la erección no tiene que ver sólo con el placer, sino con la curiosidad de ver como una parte del propio cuerpo cambia de tamaño en determinadas situaciones, lo que facilita todavía más la asimilación a un juego de esta peculiaridad fisiológica.
Por todo ello, el hecho de que los niños y niñas de estas edades se toquen, jueguen e investiguen sobre el sexo o su sexualidad debe ser considerado como absolutamente normal a todos los efectos.
Cosas que debemos saber sobre la sexualidad de los niños y niñas de estas edades:
- Al igual que otras actividades normales en el mundo del niño, estos juegos pueden ser nocivos sólo cuando son practicados en exceso, es decir, cuando fomentan el aislamiento o provocan irritación en los genitales. El tocarse sólo es patológico cuando vemos que produce angustia en lugar de eliminarla, y si produce angustia, habitualmente es debida en mayor medida a la actitud de los adultos que a cualquier otra causa.
- No es correcto hablar de masturbación a estas edades, ya que la masturbación en el mundo del adolescente o del adulto tiene una serie de connotaciones que no son aplicables a esta edad.
- En todo caso podemos hablar de erotismo, de autoerotismo o de los juegos eróticos de los niños y niñas, referencias todas ellas más ajustadas a como los niños y niñas descubren y viven su propio placer.
- Los niños y niñas de esta edad se encuentran todavía volcados en si mismos, por ello sienten especial curiosidad por su propio cuerpo y por las diferencias entre los genitales de uno y otro sexo.
- También es el momento en que consolidan la convicción sólida de ser niño o niña.
- En esta edad, niños y niñas imitan algunas conductas de los adultos, especialmente en cómo un sexo se relaciona con el otro o en cuáles son las tareas domésticas que desarrollan padre y madre.
- Dicen palabrotas o hacen referencia a temas sexuales como un juego.
- Hacen las primeras preguntas sobre algunos temas sexuales como puedan ser la diferencia entre sexos o el propio origen.
- Miran por debajo de la ropa a sus compañeros/as de juegos y a los/as muñecos/as.
En resumen, niños y niñas aprenden y viven su sexualidad como algo normal en la medida en que los adultos también la asumimos con normalidad: no como algo sucio o feo, sino como algo que forma parte del correcto proceso de crecimiento de cualquier individuo y que le va a permitir incorporar progresivamente una serie de actitudes, comportamientos e informaciones que le ayudarán a desarrollarse como un ser sexuado, sano, y con capacidad de disfrutar cuando sea adulto de una vida sexual gratificante.