PEGAR A LOS ÑIÑOS SOLO LES ENSEÑA A TENER MIEDO
Hasta hace poco pegar a un
niño, darle un cocacho, un manotazo, un pellizco, o incluso darle
una bofetada, era visto como algo normal por la sociedad de un modo general.
Durante años, el pegar era parte de la rutina de la mayoría de las familias y escuelas.
Muchos padres de hoy ya no se recordarán de los cocachos que les dieron sus
padres, porque si lo hiciesen verían que no les han servido de nada, no les han
educado, solo les han enseñado a tener miedo.
¿Cómo educar a los niños sin pegarles?
Pese a que los psicopedagogos y
psicólogos repiten una y otra vez que a la violencia
no se justifica, y menos aún cuando es dirigida a un ser indefenso y
que está en inferioridad de condiciones tanto físicas como intelectuales, que
pegar a los hijos es muchas veces un desahogo o el camino más corto para los
padres que no saben o no pueden educar, muchos padres siguen insistiendo en
ello.
Pediatras del hospital Gutiérrez,
en Buenos Aires, Argentina, realizaron un estudio entre las familias de niños
de entre 1 y 5 años de edad, que estuvieron hospitalizados, y llegaron a la
conclusión de que el 68 por ciento de ellas todavía sigue utilizando el cachete
como método de disciplina con
sus hijos. No sólo entienden que el castigo físico es sinónimo de
disciplina sino que muchos reproducen su propia historia. El 41 por ciento de
los padres admitió que habían sido educados a los golpes.
¿Pegar a los niños es una agresión?
Aunque la mayoría de los padres
no ha podido controlarse y dieron un manotazo a su hijo, pegar para educar no
es la solución. Para los psicólogos no es efectivo ni el famoso "manotazo
a tiempo", dado para asustar y alertar al pequeño. A los niños no se les puede
educar a golpes.
Al pegar, cachetear, pellizcar o
tirar de los pelos a un niño por portarse mal, solo les enseñan a
tener miedo a que vuelvan a pegarle, pero no les hacen reflexionar,
entender y reconocer que lo que hizo estaba mal. Por ejemplo, cuando se enseña
a un niño a comer
despacio, se le explica que si come rápido puede dolerle la barriguita, y no
que "si no comes bien, te pego". Cuando este niño no esté vigilado
por su padre o su madre, hará lo que le dé la gana. Los psicólogos que
participaron en el estudio coinciden que cuando los padres llegan a dar en la
nalga de su hijo es porque no han conseguido enseñarle los
límites con razonamiento y lógica. No han tenido la paciencia ni la
persistencia suficientes para hacerlo. Tal vez no crean que estas vías son
posibles y menos aún si su hijo es pequeño.
Según la guía de la American Pediatric
Society, un bebé de menos de 18 meses
no entiende la conexión entre un manotazo y el mal comportamiento.
Agresión, maltrato, así como los golpes de todo orden, solo generan secuelas en
el plano psicológico de los pequeños que, más tarde o temprano pueden presentar
problemas como reacciones
violentas y agresivas, incapacidad para defenderse, baja
autoestima, dificultades para relacionarse, falta de comunicación
con sus padres, la mentira
para evitar el castigo, etc. Se sentirán y serán siempre víctimas de la mala
educación de sus padres.