“No te entiendo, me estás hablando en chino”


Cuando mis hijos eran pequeños, les puse un vídeo de dibujos animados en chino. No había traducción. Evidentemente se rieron mucho precisamente por no entender absolutamente nada de lo que decían. Les hacía gracia ver a los dibujos hablar y comunicarse en un idioma en el que no entendían, incluso les parecía ridículo y se reían de ellos.
Mi intención al ponerles este vídeo no era arbitraria ni sencillamente divertirles. Buscaba una buena mediación para enseñar a mis hijos la importancia de hablarse con respeto y comunicarse con precisión, sobre todo en momentos problemáticos.
Y ahora entenderéis por qué.

“No te entiendo, me estás hablando en chino”

Sin necesidad de recordarles la norma (“En esta casa todos nos hablamos con respeto”) ni de sermonearles, les dije subliminalmente que el idioma de la agresividad, de los gritos, insultos o chantajes no obraban el efecto deseado, que no eran admitidos como “idioma” vehicular en nuestrafamilia y que podían hablar “chino” pero que desafortunadamente, a pesar de intentar entenderlos, no podía. Para poder entendernos en nuestra casa había que hablar “castellano”, el idioma que todos comprendemos: el del respeto y el de la negociación.
Y cuidado, no pierdas de vista que tu hijo tampoco entiende el chino…

Ese tema dio para mucho porque durante un tiempo jugaban a hablarse en chino, se hacían bromas y jugaban a “no entenderse”, con todo lo que lleva de absurdo esta incomunicación.
Cuando más adelante perdían el control hablando conmigo, cuando exigían con gritos las cosas o mostraban agresividad verbal para conseguir sus objetivos, les decía “¿Te acuerdas de aquella vez que vimos los dibujos animados en chino? Pues a mi me pasa igual…ese idioma no lo entiendo, me estás hablando en chino y yo no entiendo el chino; cuando me hables en castellano quizás entienda lo que necesitas”.
Actualmente, ahora que ya el pequeño tiene 15 años, todavía hay ocasiones en que les digo: “Ignacio, estás hablando chino y no te das cuenta, prueba en castellano”. Automáticamente entienden que están levantando la voz o imponiendo sus ideas con agresividad, entonces bajan revoluciones y recurren a la comunicación asertiva, aquella que saben por experiencia (ya que desde pequeños han aprendido a hablar en castellano y no en chino) les permite con más posibilidades, aunque no siempre, conseguir sus propósitos sin sentirse mal por ello ni hacer sentir mal a los demás.
¡Aprende a mediar con tus hijos, aprende a hacerles partícipes de su propio cambio!

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