Mamá, antes de nacer yo, ¿tú querías un hijo como yo?
Recuerdo a una madre que me llegó muy dentro del corazón. Me explicaba que un día su hijo de 12 años, con discapacidad psíquica, le preguntó: “Mamá, antes de nacer yo, ¿tú querías un hijo como yo?”. Ella le dio la siguiente explicación:
“Cariño, yo siempre he soñado con tener una vida maravillosa. Donde hubieran sueños. Y muchas risas. Soñaba con tener una casa donde las personas se quisieran muuuucho, y todos nos ayudáramos a ser mejores. Soñaba con sentir muchos abrazos en mi cuello y muchos besitos cuando estuviera triste. Antes de casarme con papá, ya soñaba con tener un hogar así y una familia especial. Que no se pareciera a las demás. Que no le importara lo que pensaran los demás. Que cuando todos estuvieran juntos, las habitación se iluminara.
Y…¿cómo iba a conseguir una familia tan maravillosa y una vida tan valiosa? Pues solo se me ocurrió pensar en tener un bebé como tú. Que nos enseñara a ser fuertes. A ver las cosas de otra manera. A reír por tonterías. A mirar las cosas con ilusión.
Pensé en un hijo al que le costara conseguir un poquito más las cosas. Al que les costara aprobar las asignaturas. Al que le costara hacer amigos. Un hijo al que le costara meter goles en el colegio. Deseaba un hijo diferente que nos pudiera enseñar a esforzarnos. A perdonar y luchar. Quería un hijo que nos enseñara a amar de VERDAD, como tú lo haces. Necesitábamos un “profesor para ser mejores personas” y por eso necesita “un Alex” como tú.
Cuando estabas en mi barriga solo pensaba en que fueras “diferente”, que fueras un niño especial. Te deseaba tal y como eres ahora y no cambiaría nada de ti. Ni la peca que tienes en el dedo gordo. Me gusta cómo eres, me gusta que “metas la pata” y que te disculpes o que te defiendas. Me gusta tu lógica a la hora de explicarnos tu punto de vista. Me gusta sobremanera tu humildad y tu generosidad. Me gusta tu manera de ver la vida y, lo que más me gusta, es que has cambiado mi manera de ver la mía. ¡Qué triste habría sido el mundo si no llegas a nacer tal y como eres! ¡Qué tristeza si llegas a nacer siendo otro niño!
Te habría buscado hasta el fin del mundo si no hubieras sido mi hijo. Mi vida y la de todos los que tienen la suerte de conocerte está llena de colores alegres porque tu estás en ellas.
Te contesto: ¡sí!, yo quería un hijo exactamente como tú.