Nuestro hijo muerde a otros niños
Nuestro hijo tiene 3 años y hace unos meses que ha comenzado en la escuela. La maestra nos ha comentado que muerde a los otros niños. Ya le ocurría en la guardería, pero no sabemos qué hacer.
El hecho de morder a los demás niños en situaciones en las que se disputan juguetes, turnos, espacios de juego o cualquier posesión, es un fenómeno que ocurre en niños hasta los 3 ó 4 años.
Suele estar asociado a diversas causas:
– Es más frecuente en niños con dificultades para comunicarse, por ejemplo en niños que presentan un retraso en el desarrollo del lenguaje.
– También ocurre en niños que viven con un alto grado de estrés, bien por algún cambio producido en el ambiente familiar, por el mismo hecho de iniciar una nueva etapa escolar o por sentirse superados por la situación.
– En algunas ocasiones, el niño obtiene algo positivo del hecho de morder: puede que así el niño consiga el juguete que desea; puede que reciba una especial atención de sus educadores e incluso morder le sirve para que sus padres se lo lleven a casa antes o pase unos días sin ir a la escuela.
Como este comportamiento suele ocurrir en la escuela, será allí donde se adoptarán las medidas más eficaces.
Sin embargo, los padres sí pueden actuar manteniendo estas pautas:
1º. Corregirlo si se presencia un episodio. Si el niño muerde estando los padres presentes, por ejemplo en el parque, lo corregiremos inmediatamente. La corrección consiste en decirle con contundencia y firmeza que no se muerde, que eso está mal. Cuando se le corrige hay que evitar hacerlo demasiado alterados o utilizar cierta violencia verbal.
2º. Adoptar medidas inmediatamente. Una vez corregido, adoptaremos la medida de “tiempo fuera”. Esta medida consiste en apartar al niño de la actividad a un lugar aburrido, pero seguro y supervisado, durante un tiempo limitado, normalmente, tantos minutos como años tiene el niño.
3º. Enseñarle la conducta alternativa. Una vez que ha concluido el “tiempo fuera”, le podemos enseñar de manera concreta y sencilla, cómo debería haber actuado en la situación en la que se ha producido; por tanto, enseñarle un comportamiento alternativo.
4º. Cuando el niño no muerda en situaciones en las que suele hacerlo, hay que elogiarlo y dar muestras de satisfacción, porque de esa manera reforzarán la conducta adecuada.
5º. Si el chico ha mordido en la escuela durante la jornada y nos lo comentan a la salida, no tiene demasiado sentido una corrección contundente o situar al niño en “tiempo fuera” al llegar a casa. Sin embargo, sí se pueden realizar otras actuaciones como las siguientes:
- Corregirle, haciéndole saber que no se puede morder a los demás niños, de manera que reciba el mismo mensaje que desde el colegio.
- Aunque es pequeño, se le puede hacer reflexionar sobre cómo se sentirá el otro chico, qué pasaría si a él le mordiera otro niño.
- Evitar que el niño obtenga alguna ganancia por el hecho de morder como quedarse en casa unos días sin asistir a clase o que esto le sirva para salirse con la suya.
6º. Si hubiera un cierto retraso del lenguaje o algún otro problema de comunicación, una medida eficaz a medio plazo, es estimular el desarrollo de su lenguaje. Para ello, lo mejor es consultar a los mismos profesionales que trabajan en el centro escolar, para que ellos le faciliten orientaciones o decidan si requiere un tratamiento específico.
7º. Si pasado un tiempo prudencial, dos meses como máximo, la conducta no remite, sí es conveniente consultar a un especialista en psicopedagogía para que valore la situación y les dé pautas más adecuadas a su caso