UN REBELDE CON CAUSA

Para entendernos con un pequeño rebelde lo primero que debemos averiguar es si su comportamiento es temporal o si se trata de un rasgo permanente de su carácter.
•En el primer caso, el problema se presenta de improviso: el niño, hasta ahora dócil y tranquilo, se vuelve irritable, desafiante y se niega a colaborar. Siempre hay un factor desencadenante de su indeseable comportamiento, como la adaptación al colegio, la llegada de un hermanito, la separación de los padres o cualquier otra circunstancia difícil de asimilar para él. Una vez que el niño se acopla a la nueva situación, sus problemas de comportamiento desaparecen.
•El niño de carácter difícil es otro cantar. Muchas veces el problema aparece desde su nacimiento: se trata de un bebé irritable, que no se deja consolar fácilmente y no hay manera de que adquiera un ritmo regular de sueño y comidas. Con el tiempo, el bebé difícil se va convirtiendo en un niño nervioso y activo que agota a sus padres, sobre todo desde que echa a andar. Y una vez que empieza a ir a la guardería o al colegio, su conducta saca de quicio a su profesora e intimida a sus compañeros.
FACTORES DESENCADENANTES:
El primer factor desencadenante de la conducta difícil del niño es su temperamento innato. Como ya hemos dicho, hay niños que nacen con un carácter más difícil que otros, y esto es algo que no se puede cambiar (pero sí reorientar).
Junto a éste, otro factor muy influyente es la forma en que los padres afrontan el problema: si dan mucha importancia a sus conductas negativas, ignorando las positivas, el pequeño persistirá en su comportamiento difícil.
Y el carácter de los padres es otro elemento a tener en cuenta: si la madre, el padre o los dos son muy irascibles y saltan al menor percance, están dando un mal ejemplo a su hijo, que aprende por imitación. Además, al tener una personalidad parecida a la del pequeño, la convivencia suele complicarse.
Para poder entender a un niño difícil hay que tener en cuenta todos estos factores, además de ofrecerle un entorno "pedagógico" que le ayude a modificar su conducta.
Si su  hijo tiene un comportamiento problemático, éstas son las pautas que deben  seguir para ayudarle a mejorar:
•Ignore sus conductas desafiantes, siempre que  sea posible, intente romper su círculo vicioso de llamar la atención a base de portarse mal. Por ejemplo: si molesta al hermanito y hace caso omiso a las reprimendas, llévelo  un rato al pasillo, para que entre en razón. Una vez que pida perdón, déjelo  tranquilo, pero estar atentos y en cuanto tenga un gesto de cariño hacia su hermano, elógielo rápidamente. Así, poco a poco, reforzará  su buen comportamiento y eliminará  el malo.
•Sea consecuente con sus mensajes y ofrézcale  una única línea educativa, para que siempre sepa a qué atenerse. El niño provocador traduce la imprevisibilidad en ansiedad y ésta, a su vez, en reacciones desafiantes.
•Anote durante tres días todo lo que le crea más conflictos: sus conductas, sus reacciones, las peleas en el colegio... De esta forma descubrirá cuáles son sus momentos más críticos, por qué se producen y que puede  hacer para prevenirlos o solucionarlos.
•A diario, dedique  un tiempo en exclusiva para hacer algo juntos que le guste mucho. Durante ese rato estará tranquilo y tendrá la oportunidad de mejorar vuestra comunicación.

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