EL NIÑO CONSENTIDO




Un niño consentido es aquel que crece dentro de un entorno familiar donde ha sido gratificado quizás un poco por demás. Suelen ser fácilmente reconocibles ya que se los compensa más de la cuenta.
Un niño consentido (sin límites a tiempo) puede ser un niño malcriado en el mediano plazo.
Las causas para considerar que un niño es consentido (generalmente por sus padres) es que, con frecuencia éstos tienen ciertos sentimientos de culpa por la escasez de tiempo que les dedican a sus hijos e intentan (mediante un ejercicio de compensación aparente) consentir o gratificar a sus hijos con permisos u obsequios.
Sin embargo no hay que perder de vista que estos consentimientos pueden pasar del límite y fomentar la crianza de un niño que deja de ser gratificado para pasar a ser consentido o, con el tiempo, hasta un niño tirano.

Prevención
Es a partir de los 2 o 3 años (justamente cuando el niño comienza a exigir a los padres más de la cuenta) que debemos comenzar a determinar aquello que es posible y aquello que está prohibido.
¿Qué podemos hacer con un niño consentido?
Si tu hijo ya es (o perfila serlo) un niño consentido podremos ayudarlo teniendo en cuenta los siguientes aspectos:
  • Enseñarle a esperar y a escuchar. Es importante que nuestro hijo comience a ser consciente que no todo lo que uno desea se podrá satisfacer de forma instantánea. Muéstrale el valor de las cosas (monetaria, el esfuerzo por obtenerlas, etc).
Además es importante que todo niño con estas características comprenda que es necesario escuchar al resto de los familiares y que él/ella no será siempre el centro de atención. Darle el lugar a que cada quien hable en un momento determinado es lo mejor en estos casos.
  • La educación en primer lugar. Este tipo de niños tiene como característica casi general el no solicitar las cosas con educación. Es importante que ellos (incuso desde los 2 o 3 años) comprendan que las cosas no se deben exigir sino que hay que solicitarlas y que, el mejor modo es hacerlo con educación y buenos modales.
  • Utilizar la empatíaGeneralmente los niños consentidos no saben lo que es “pensar en otras personas o en otros niños”. Mayoritariamente son niños que no hay podido desarrollar la empatía. Por tal razón es importante fomentar esta función en ellos.
El compartir con otros niños, el reconocerse como personas diferentes sensibles y mostrar diversas realidades (diferencias de clases sociales, de afectos, de bienes materiales, de valores, etc) ayuda a que el niño fomente esta función imprescindible para la formación de su subjetividad como adulto independiente.
  • Fomentar el agradecimiento. En este aspecto es importante no detenerse sólo en pedirle al niño que “diga gracias” pues con esto no bastará. Es necesario promover la sensación de agradecimiento por lo que tiene.
Hablar en términos que el niño comprenda pero no minimizando su capacidad de comprensión (son niños y como tal merecen que pongamos ciertos filtros de la realidad) pero no son tontos y pueden captar más cosas de las que a menudo creemos.
Una buena alternativa es comenzar dando las gracias por cosas simples: si alguien nos acerca algo en la escuela, si nos ayudan con alguna tarea, etc. Comenzar con cosas simples es una de las alternativas más efectivas y sencillas.
  • Ser el ejemplo. Todo lo antes dicho se potencia si damos el ejemplo. Es decir si somos adultos empáticos (o queremos serlo y nos esforzamos en ello), si somos agradecidos por cuestiones cotidianas, si pedimos las cosas con modales (tanto a los niños como a otros adultos) etc, nuestro hijo crecerá con ese ejemplo y el riesgo de criar un niño consentido sólo será parte del pasado.

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