LA LLEGADA DE UN NUEVO HERMANITO Y LOS CELOS



“No entiendo por qué todo el mundo está tan contento. Me dicen que podré jugar con mi hermano pero no sabe ni aguantar la cabeza. No sabe hacer nada de nada y, para colmo, se pasa todo el día en brazos de mamá. ¡Vaya rollo esto del hermanito!”.
Una vez ha nacido el nuevo bebé es importante tener en cuenta algunos detalles tanto en los días que la mamá está en el hospital como en los posteriores a la llegada a casa.
Llegó el momento
Si el hospital lo permite, debemos dejar que nuestro hijo visite a su madre y a su nuevo hermano durante los días que estén ingresados. Podemos colocar una foto suya bien visible en la habitación (pegada en la cabecera de la cama, en la mesilla de noche…) para que compruebe que, independientemente de las circunstancias, siempre lo tenemos presente. Si no es posible, nuestro hijo puede telefonear a su madre y viceversa. No perder la comunicación en estos días es vital para que nuestro hijo no se preocupe por la salud de su mamá.
Al regresar a casa, es una buena idea llevarle un regalo y decirle que se lo trae su hermano. La primera vez que nuestro hijo vea al bebé, es aconsejable no tenerlo en brazos y que sea él quien pueda acariciarlo e incluso coger. Y no dudaremos en mostrar lo alegres que estamos por estar todos juntos.
Y después, ¿qué?
Reforcemos todo lo que nuestro hijo haga para cuidar a su hermano y colaborar con nosotros. Debemos abrazarle y elogiarle, mostrar nuestra satisfacción por lo bien que se comporta y, sobre todo, hacerle sentir importante. Le explicaremos las ventajas que tiene ser mayor y lo orgullosos que estamos de él.
En estos momentos tan delicados, es decisiva nuestra respuesta ante conductas propias de los celos. No debemos darles más importancia de la que tienen.
No será extraño que nuestro hijo quiera tomar el biberón o que le acunemos como hacemos con el bebé. ¿Y por qué no? En estos momentos, está pasando por una situación conflictiva, y todo el cariño del mundo es poco para él. Hacer que se sienta el centro de atención (con dosificación prudencial) es una receta mágica para hacerle feliz.
Puede darse el caso de que sea agresivo con su hermano. Si esto ocurre, debemos demostrarle que esa conducta no la aceptamos. Es probable que su comportamiento cambie y se canalice la agresividad hacia juegos de lucha o pegando en la guardería. De un modo u otro, a medida que pueda ir entendiendo la nueva situación, la agresividad irá disminuyendo.
En algunos casos, también podemos observar alteraciones en el sueño o la alimentación, incluso antes de que nazca el bebé.
Por último, es recomendable no juntar la crisis de la llegada de un hermano con otros cambios importantes, como ir a la guardería, cambiarse de domicilio o cuidadora, etc. Si le ayudamos a superar esta crisis, le ayudaremos a madurar y a ser más autónomo.

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