CÓMO EDUCAR A LOS HIJOS SIN AMENAZAS NI GRITOS




“Las amenazas y los gritos son una expresión del propio desequilibrio interno”
Es probable que esta frase sea difícil de reconocer tanto en padres como en docentes pero lo cierto es que, cuando los padres o docentes perdemos los estribos y gritamos a los niños es como consecuencia de que “determinada situación se nos ha salido de las manos y deseamos que los niños nos escuchen”.
Educar sin amenazas puede ser un modo difícil de llevar a cabo, especialmente en determinados casos donde los niños son muy problemáticos. 

Cómo educar a los hijos ¿A qué llamamos amenaza y a qué llamamos orden?

¡Si no haces tus deberes, no saldrás a jugar más tarde!
Efectivamente esta afirmación puede entenderse como una amenaza cuando en realidad es una orden puesto que una amenaza implica que solamente conlleva consecuencias negativas. En este caso se trata de una orden puesto que si el niño obedece, obtienen una recompensa pero si no lo hace, no podrá salir a jugar más tarde.
Entendemos por amenazas a aquellas frases que contienen lenguaje inadecuado para los niños: por ejemplo;
“No creo que lo logres, pues no sirves para nada ¡Eres un bruto!”
“Ya verás cuando lleguemos a la casa…”
“Haz tu tarea. No eres tan bruto”
Cómo educar a los hijos:Orden SÍ, amenazas NO
Las órdenes se diferencian de las amenazas en que no necesariamente deben estar acompañadas de gritos y toda orden no contiene lenguaje que afecte emocionalmente al niño, como sí lo tienen las amenazas.
Las órdenes son necesarias e imprescindibles para todo niño. En cambio educar bajo las amenazas puede resultar como una rápida solución pero en el mediano y largo plazo afecta la autoestima de los niños y las consecuencias son más difíciles de afrontar y superar.

Consecuencias de educar con amenazas

Las consecuencias de educar con gritos o amenazas pueden ser desde problemas psíquicas para los niños hasta conductas amenazantes de ellos en su vida adulta (como resultado de la imitación que los mismos niños hacen de sus padres)

3 consejos para educar a los hijos sin amenazas
1- Mantén la calma
Si bien es cierto que en ciertas ocasiones parece imposible mantener la calma, en estos casos es conveniente que no emitimos comentario al niño hasta tanto nosotros mismos no nos hayamos tranquilizado.

2- Hazle notar las consecuencias de tu error
Ya sea que escojas hablar en el momento del berrinche o bien que prefieras dialogar más tarde con el niño, hazle notar las consecuencias de sus actos. Tarde o temprano los niños comenzarán a darse cuenta que toda decisión que tomamos, trae consecuencias. Muchas de estas agradables y otras no tantas, pero será preciso que ellos experimenten el resultado de sus acciones.

3- Respira profundo
Muchas veces las amenazas son la consecuencia de un estado de desequilibrio interior como resultado de estrés o por una cadena de situaciones desfavorables que colabora para que respondamos a los niños de manera amenazadora.
En estos casos es preferible que acudas a técnicas de relajación rápidas. Una de las técnicas más utilizadas por su velocidad es la respiración profunda. Intenta respirar profundo, manteniendo los pulmones cargados de oxígeno durante unos pocos segundos antes de exhalar. Luego repite la secuencia al menos 5 veces. Notarás que los latidos del corazón se tornan más lentos y tu pulso desciende también.


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