TODO LO QUE DEBES SABER SOBRE LA DISLEXIA EN LOS NIÑOS



Cada vez es más frecuente conocer casos de dislexia en niños. Esta situación produce cierto grado de preocupación en padres, comunidad educativa o instituciones relacionadas con el tema. De hecho, el desconocimiento sobre la materia es uno de los problemas que dificultan su comprensión.
Por ello, la importancia que tiene estar informado, aclarar dudas que puedan inquietar, identificar señales que indiquen su presencia, conocer los derechos que tienen los niños y, sobre todo, entender que la solución no depende exclusivamente de su curación, sino de ofrecer posibilidades de aprendizaje adecuadas a las dificultades del menor.

Si no es una enfermedad, qué es la dislexia

Como ya se ha mencionado, existen algunos mitos al respecto. Uno de ellos, es la falsa creencia que la relaciona con una enfermedad. Quienes afirman esto, no sólo desconocen el significado etimológico de la palabra, sino también las señales que podrían indicar su existencia. Por eso, se pone tanto énfasis en la comprensión del problema.
Entonces, ¿qué es la dislexia? ¿Reviste alguna gravedad? ¿Se relaciona con la alfabetización? ¿Cómo se comporta un niño con este trastorno? Aquí se responden algunas de esas preguntas.
Si deseas algunos datos complementarios, en la página de dislexia feliz puedes encontrar mucha más información acerca de esta discapacidad. Una definición clara de esta dificultad evitará ser víctimas de supuestos “especialistas” que pretenden aprovecharse de la situación.
Por tanto, conviene aclarar lo que es la dislexia. La palabra está formada del prefijo “Dis” que significa “difícil, dificultad” y “lexia” que significa “palabras”. Así que “dislexia” expresa la dificultad que tiene una persona con las palabras. Dicho de otra manera, es un trastorno o discapacidad que se manifiesta en el desarrollo de la lectura, el cual afecta a millones de niños con inteligencia normal en todo el mundo.
La dificultad en la lectura se debe a que el cerebro no reconoce ni procesa adecuadamente ciertos símbolos. En realidad, el trastorno se produce debido a una organización cerebral distinta que, en todo caso, requiere métodos de enseñanza diferentes. Un error habitual es culpar al niño, cuando se trata más bien de encontrar métodos de aprendizaje que sean funcionales.
Cuando el problema no se trata a tiempo, los resultados son desfavorables. La gravedad de la dificultad puede sufrir una variación de leve a severa. Claro, nunca es tarde para que un niño con esta discapacidad mejore sus habilidades lingüísticas. Cuando el trastorno pasa desapercibido en los primeros años de escuela, es normal que los niños sientan frustración cuando se les hace difícil aprender a leer.
Por último, es importante aclarar que esta dificultad no es un problema solo de alfabetización, si bien la alfabetización es frecuentemente la señal más visible. La investigación científica relaciona esta con la manera en que se procesa, recupera o almacena los datos, con diferencias en el uso de la memoria, percepción de tiempo, velocidad de proceso, secuenciación u organización.

Señales que hacen sospechar un posible trastorno de dislexia

Una vez comprendido lo que es y no es la dislexia, queda por responder cómo se comporta un niño que presenta esta dificultad. Seguro que entenderás que el problema no es el niño, sino los métodos de enseñanza que utilizan con él. Estas son las diez señales de alerta para sospechar que tu hijo podría tener dislexia:
  1. Se le hace difícil seguir instrucciones o pide con frecuencia que se las repitan.
  2. En la lectura, el aprendizaje es tardío. El niño lee lento, muy mal o no lee. Manifiesta dificultad de comprensión lectora. En el lenguaje escrito, se observa serios problemas de inversión, ortografía, sustitución u omisión de palabras o letras, etc.
  3. Se muestra desorganizado, desordenado tanto en casa como en la escuela. Es olvidadizo.
  4. Incapacidad en la coordinación manual baja. Se le hace complicado recortar o coger el lápiz, además, el trazo al escribir es inseguro.
  5. Se nota cierta variación en el trabajo escolar. Puede pasar fácilmente de un día bueno a uno malo sin razón aparente.
  6. No se le hace fácil aprender el alfabeto, las tablas de multiplicar, retener secuencias (días de la semana, meses del año, dedos de las manos o pies, entre otros).
  7. Le cuesta poner atención. A menudo pareciera estar ausente, que no se concentra o que sueña despierto.
  8. Confusión con la orientación espacial (arriba, abajo, derecha, izquierda, etc.) o con la orientación temporal (pasado, presente, futuro).
  9. Es un gran desafío aprender lenguas extranjeras.
  10. Problemas con la retentiva a corto plazo (copiar del libro, copiar de la pizarra, tomar dictados). Cuando se le pregunta lo que ha aprendido recientemente, no lo recuerda.
Cuando se diagnostica a ciencia cierta que existe un problema en el desarrollo de la lectura o con las palabras, tanto los padres como los educadores, deben tomar las medidas necesarias para adaptar los métodos de enseñanza a su capacidad intelectual.
Hacerlo a tiempo evitará la aparición de otros trastornos asociados, tales como fobia escolar, problemas de frustración, ansiedad, depresión, trastornos de conducta, baja autoestima, desadaptación, entre otros.

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