AMAR A LOS HIJOS NO ES SUFICIENTE

 


Compartimos al 100% la opinión de Anna Rigat, pedagoga y psicóloga, sobre las necesidades básicas de los niños. Ella afirma que los niños, para crecer equilibrados y con recursos, necesitan lo que ella llama el “a, e, i, o, u”:

A: Amor

“¿Cómo se expresa el amor? Con presencia; los padres que preparan el desayuno, que acompañan al colegio, juegan…¡son los que ganan autoridad ante el niño!”

E: Educación

“Consiste en ser coherente, sensible, poner límites, pero tus sanciones serán sólo eficaces si antes has ganado autoridad con amor”

I: Instigación

“Juega con tu hijo, fantasea, imagina, crea”.

O: Orden

“Hábitos diarios, rutinas, seguridad”

U: Unión

“Vínculo emocional. Que haya más amor que sentimientos negativos. Es imposible ser unos padres perfectos, ¡pero sí es posible ser suficientemente buenos!”

Si tuviéramos que quedarnos con una, nuestra elección sería la A. El amor evidente, el que llega a la mente y al corazón, el que entra por los sentidos pero también por el alma es lo que nosotros consideramos el pilar de la felicidad y seguridad de nuestros hijos.

Un padre que ama pero que su amor no llega a su hijo es un padre lejano. Y en la lejanía no se puede educar.

Se educa acariciando, besando y susurrando en el oído. Jugando a la play o al escondite y dibujando con ellos. Cambiando pañales, haciendo papilla o el bocadillo del colegio. Se educa y se ama con palabras y con silencios. Con el cuento de la noche o haciendo un bizcocho. Se ama, sobre todo, corrigiendo con comprensión (y no con indulgencia).

Se ama cuando ellos pierden el control y tú lo mantienes. Cuando les das un modelo de coherencia. Cuando le escribes una nota reconociendo que podías haberle hablado de otra manera.

Cuando después del suspenso le ayudas a detectar los fallos, le animas a intentarlo con nuevas estrategias, le reconoces el esfuerzo y le acaricias el hombro.

Se ama cuando, estando enfadado e iracundo, le dices que no estás en condiciones de hablar con él y que lo harás mañana para no decir cosas que os duelan a los dos.

Entonces, si se ama así, los hijos son capaces de entender/aceptar nuestros límites. Entonces, además de amor, tenemos prestigio ante ellos. Es cuando nuestra autoridad se basa en el respeto y podemos hacer frente conjuntamente a los problemas que se presenten.

Quédate con esto: tu amor llega al corazón de tu hijo cuando estás disponible para él. Amarle no es suficiente. Has de llegarle al corazón. Y ya no salir de él nunca.

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