¿CÓMO POTENCIAR EL OPTIMISMO EN LOS HIJOS?


El optimismo es fundamental para el buen desarrollo de las personas y se empieza a cultivar en la infancia. Los niños que aprenden a ver el vaso medio lleno tendrán mayor capacidad para hacer frente a los retos de la vida, y también, aprenderán a ser más felices. A continuación no te pierdas algunos consejos para ayudar a que tus hijos desarrollen una perspectiva mucho más optimista en la vida.

Se acabó el pesimismo clásico
Para potenciar el optimismo en los hijos lo primero que se debe hacer es trabajarlo en uno mismo. El primer paso es acabar con las quejas. Si eres una persona que suele quejarse a menudo diciendo cosas como: ‘siempre llegamos tarde’, ‘Nunca vamos a llegar a tiempo’, ‘Todo lo malo me pasa a mí’, etc… Estarás centrándote en pensamientos negativos y frustraciones, dejando asomar el pesimismo clásico.
Cuanto más te quejas acerca de los problemas diarios (dinero, trabajo…), tus hijos aprenderán a hacer lo mismo. En lugar de hacer esto, lo ideal es hablar sobre las cosas que van bien y ver el vaso medio lleno todo el tiempo. Por ejemplo, con frases del tipo: ‘Hoy he hecho un gran trabajo’, ‘Me ha encantado jugar contigo’, etc. Ser agradecido y ver las cosas buenas de lo cotidiano es la mejor forma de que los niños se centren en lo positivo.
Fomentar el riesgo razonable
Todos nos enfrentamos a retos en la vida y para poder superarlos, no hay que esquivarlos, aunque se teman un poco. No siempre se puede proteger a los hijos de todo, tampoco del dolor o de los sentimientos negativos. Desalentar a un niño en hacer una actividad solo porque quizá es demasiado difícil para él puede socavar su confianza y fomentará su pesimismo.
Permite que tus hijos sean capaces de probar las cosas por sí mismos y comprobar hasta dónde son capaces de llegar. Y si se equivocan o fracasan, no importa porque es necesario que aprendan que todo es aprendizaje y de todas las experiencias se llevarán algo bueno para ellos. Permite que tu hijo no tenga miedo por probar cosas nuevas y que te pueda decir cosas como: ‘¡Lo he logrado!’
Abraza los retos
Siendo realistas y sabiendo realistas, los niños podrán estar más preparados para lo que se van a enfrentar. A veces los niños se creen las etiquetas que quizá han escuchado y ante un examen complicado de matemáticas pueden pensar cosas como: ‘Soy malo en matemáticas’. Un simple contratiempo puede hacer que los niños crean en los defectos, y sientan que no son capaces.
Para evitar que esto ocurra es necesario cambiar la perspectiva al vaso medio lleno. Los retos harán que los niños reformulen sus pensamientos de forma positiva. Quizá decirle cosas como: ‘Sé que aún no sabes decir la hora, pero lo harás’, ‘a mí también me costaba concentrarme en la escuela, pero trabajando duro se consigue y tú lo conseguirás’, son buenas dosis de motivación.
Cuando los niños empiezan a ver el vaso medio lleno, serán capaces de conseguir cualquier cosa que se propongan, sabrán que de los errores se aprenden y que la constancia será su mejor aliada para conseguir los retos que se propongan.

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