AYUDA A TU HIJO A UTILIZAR SU INTELIGENCIA



No quiero que pienses como yo, sólo que pienses.
Frida Kahlo

El cerebro de nuestros hijos es como un globo: se hincha en función del tipo de estimulación cognitiva que les proporcionemos. Nuestros hijos accederán a un tipo de vida u otra en función de las oportunidades que ahora les demos para entrenar sus habilidades cognitivas.

Lo importante no es el comportamiento sino el proceso mental que hay bajo ese comportamiento


Nos preocupamos de sus malas decisiones cuando llegan a la adolescencia sin darnos cuenta que el momento de asentar las bases para un pensamiento crítico es ahora, con tres, cinco o diez años.
Es ahora cuando debemos ayudarles a estructurar su pensamiento ya que éste afecta al curso de desarrollo de nuestro hijo. Las habilidades y destrezas cognitivas que adquieran ahora pasarán a formar parte de su funcionamiento cognitivo, y este será el que les ayude más adelante a tomar buenas decisiones.
A medida que se hacen mayores deben ganar en autonomía y libertad, tanto física como psíquicamente. Y esto solo lo conseguirán si confiamos en ellos y les permitimos entrenar dichas habilidades.
Y para confiar en ellos, debemos haberles educado desde pequeños en el pensamiento reflexivo (insight), el que les otorga la capacidad de tomar conciencia sobre cuándo, cómo y dónde usar las funciones cognitivas desarrolladas, es decir, de autoregularse.

El aprendizaje precede a la maduración


No debemos dar por hecho que aprenderán solos a autoregularse con los “palos de la vida”. O con la experiencia. O con la maduración.
Las habilidades cognitivas que les permiten dominar su vida con flexibilidad, desarrollando en ellos una estructura de pensamiento sólida se aprenden a través de la experiencia mediada, es decir, a través de tu intervención mediadora, guiándole por caminos a los que no llegarían sin dicha intervención.

20 consejos para ayudar a tu hijo a utilizar inteligentemente su inteligencia


  1. Hazle las preguntas necesarias para que llegue a conclusionesNo se las des tú.
  2. Ofrécele retos, que le permitan plantearse nuevas estrategias y salir de su zona de confort. Créale situaciones de desequilibrio, añade dificultad a la tarea, si es que es fácil para él. Mantén en tensión su cerebro para que no vaya “bajo mínimos”.
    ¿Me puedes contar cómo lo resolverías tú?
    ¿Cuál sería la posición contraria a esta situación?
    ¿Qué sentirías si en lugar de haber ocurrido así hubiera ocurrido lo contrario?
  3. Créale experiencias de aprendizaje. Madurará si le expones a situaciones nuevas donde pueda desarrollar sus habilidades cognitivas e incorporar otras. (Leer Enséñale a pensar, no a obedecer)
  4. Ofrécele oportunidades que le impulsen a usar lo aprendido y a detectar sus propios errores.
    Si ahora estás más tranquilo, podríamos hablar de lo que ha ocurrido hace unos minutos. ¿Te has dado cuenta de cómo ha empezado todo? ¿En qué momento crees que has dejado de controlar? ¿Podríamos haber reaccionado los dos de otra manera? Explícame cómo te gustaría que yo hubiera reaccionado.¿Qué consecuencias crees que ha ocasionado tu decisión de actuar así? ¿Has conseguido lo que deseabas? ¿Cuál crees que ha sido el error? ¿En qué te has basado para tomar esa decisión?
  5. Selecciona y organiza los estímulos para que su cerebro pueda aprovecharlos.
    ¿Qué debes hacer antes de empezar?
    ¿Qué debes hacer ahora?
    ¿Por qué no hay que empezar todavía?
    ¿Qué estás viendo que te permite decir eso?
  6. Ayúdale a focalizar su atención no solo hacía un estímulo sino también hacía las relaciones de éste con otros.
    ¿Hay algún punto en común entre lo que dices tú y lo que digo yo?
    ¿Puede existir un punto de vista diferente al tuyo?
    ¿Por qué crees que tu punto de vista es el correcto?
    ¿Pueden ser las dos opiniones correctas?
  7. Ayúdale a relacionar actividades ya pasadas con otras que aún no han llegado.
    ¿Recuerdas la semana pasada cuando te enfadaste con tu hermano? ¿Recuerdas cómo terminó la situación? ¿Recuerdas cómo te sentiste y cómo se sintió él? ¿Qué puedes hacer para que, si se repitiera la misma situación mañana, el problema acabara bien para los dos?  ¿Qué otras cosas tendrías que valorar para no tomar la misma decisión? ¿Dónde crees que estuvo el error la semana pasada? ¿Qué otras estrategias diferentes puedes tomar?
  8. Ayúdale a anticipar resultados. Hazle las preguntas necesarias para que se cuestione cuáles son las consecuencias de cada una de sus opciones. Y no solo para él sino también para los demás. Hazle razonar hipotéticamente:
    ¿Qué crees que pasaría si…?
    Si haces lo que dices, ¿qué va a ocurrir?
    ¿De quién serían las consecuencias en ese caso? ¿Tuyas o de alguien más?
    ¿Podría haber ocurrido de otra manera?
    ¿Consideras justo para los demás que se solucione el problema de esta manera?
    Una vez solucionado el problema, ¿crees que lo que ganas compensa tus esfuerzos?
    ¿Qué es lo peor que puede pasar?
    ¿Cómo imaginas que acabará la historia?
  9. Ayúdale a denominar sus sentimientos y necesidades y hacerle consciente de su estado interior. También a considerar las necesidades y sentimientos de los demás. Así será más fácil que llegue al autocontrol.
    ¿Qué ocurre?
    ¿Quiénes están implicados?
    ¿Qué pienso?
    ¿Por qué pienso eso?
    ¿Cómo me siento yo?
    ¿Por qué me siento así?
    ¿Qué creo que piensan los demás?
    ¿Por qué piensan eso?
    ¿Cómo creo que se sienten los demás?
    ¿Por qué se sienten así?
    ¿Qué estoy haciendo yo?
    ¿Qué están haciendo ellos?
    ¿Lo estamos solucionando? ¿Qué estamos consiguiendo?
  10. Comparte tus intenciones con él. Seguramente se sentirá más vinculado a colaborar porque las convertirá en un objetivo propio.
    Cariño, me preocupa tu impulsividad, que tomes decisiones estando muy enfadado o triste. Ya has observado que esas decisiones no te ayudan a acercarte a tus objetivos. Recuerda la semana pasada y ayer mismo…¿Recuerdas como te sentiste?  ¿Qué te parece si buscamos entre los dos una manera de ayudarte a calmar y relajar en esos momentos para que puedas valorar la situación y elegir la mejor estrategia?  De esta manera es más fácil que tomes una buena decisión que te acerque a tu objetivo.
  11. Mira más allá de sus necesidades inmediatas para que pueda aplicar los aprendizajes en otras situaciones y escenarios. Lo que me acabas de explicar, ¿cómo podemos relacionarlo con otras situaciones ocurridas en casa, en el colegio…?
    Esta misma situación, ¿crees que le puede estar sucediendo a otra persona?
    ¿Cómo crees que lo solucionaría esa persona?
  12. Desarrolla en él criterio para distinguir entre información relevante y no relevante, así sus decisiones tendrán más posibilidades de basarse en el verdadero problema.
    ¿En qué te has fijado para tomar esa decisión?
    Esta característica, ¿es realmente importante para conseguir tu objetivo?
    Si te fijaras en otra característica, ¿cambiaría tu decisión?
  13. Ayúdale a que encuentre el qué, por qué y para qué de cada tarea, así se implicará emocionalmente en ella.
  14. Estimúlale a pensar qué hacer, cómo hacer, cuándo y por qué hacer las cosas para poder regular y controlar su comportamiento.
  15. Guíale para que relacione la nueva información con la que ya tiene asimilada en su estructura cognitiva, así el aprendizaje tendrá un significado para él.
  16. Dale criterios apropiados para evaluar su propio logro y errores, no solo en el contenido sino también en los procesos y estrategias.
  17. Organiza las tareas de tal modo que parta de un nivel en el que creas que puede tener éxito, cuidando el grado adecuado de innovación, complejidad y reto, para que pueda experimentar el sentimiento de competencia. ¡Enséñale y acostúmbrale a sentirse útil!
  18. Respeta su tiempo para pensar y razonar. Su tiempo puede que no sea el tuyo. Respeta y acepta su estilo cognitivo.
    No hay prisa, tómate tu tiempo para responder. Sé que no es fácil. Yo puedo esperar…
  19. Anímale a expresar sus pensamientos. Da igual que sean correctos o no; lo importante es que le preguntes con curiosidad para que pueda expresarte sus ideas de forma clara y precisa y enseñarte cuál ha sido su proceso cognitivo para llegar a ellas.
    ¿Qué otras ideas tienes para solucionarlo?
    ¿Qué le dirías a un amigo en la misma situación?
    ¿Por qué crees que yo pienso lo contrario a ti?
    ¿En qué otra ocasión podríamos aplicar la misma solución?
  20. Ten una expectativa optimista sobre él y sobre su capacidad de aprendizaje frente a los límites. Créele capaz de cambiar, mejorar y evolucionar. Amplía sus expectativas y ayúdale a modificar la imagen de sí mismo. ¡Inspírale con tus palabras y comportamiento!
    No estoy de acuerdo con lo que dices, pero me interesa saber más.
    Es interesante tu punto de vista, no lo había visto así. ¡Me encanta tu manera de ver las cosas!

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