POR QUÉ NO OBLIGAR A COMER A LOS NIÑOS



Partimos de la base de que obligar a alguien a hacer algo que no quiere hacer está mal. Si encima está relacionado con su cuerpo está aún peor. Pero es que además, obligando a los niños a comer conseguimos todo lo contrario de lo que pretendemos. ¡Nunca debes obligar a comer a los niños!


¿Por qué no obligar a comer a los niños?

Los niños son capaces de autorregularse con la comida si les damos opciones saludables. Si yo le dejo a un niño comerse todas las manzanas o huevos que desee no se va a inflar, el problema son los productos que no son saludables y para los que no pueden regularse.

Teniendo esto claro, poniendo a su disposición alimentos sanos, no debemos preocuparnos por lo que come un niño. No importa cuánto sino qué. Salvo rarísimos casos de niños con problemas de nutrición, en cuyo caso tampoco obligar a comer es la solución, los niños en nuestro país están sobrealimentados. Obligarles a comer es contraproducente por varias razones.
Si a un niño no le gustan las acelgas y le hacemos comérselas, directa o indirectamente, (porque chantajear, insistir, premiar, castigar, también es obligar), no vamos a conseguir que ame las acelgas, sino que las aborrezca. Habremos conseguido que se tome unas cuantas vitaminas, (que se pueden conseguir de muchísimos otros alimentos) a costa de que odie las acelgas para el resto de su vida. 
Si obligamos a comer a los niños, adquieren una mala relación con la comida. Asociarán el comer, que ha de ser un acto placentero, con algo horrible, donde me regañan, me gritan… Y no es el tipo de relación que queremos que tengan los niños con la comida. 
Al obligar a un niño a comer puede estar comiendo por encima de su apetito, solo ellos saben lo que necesitan. Esto puede causar problemas de obesidad y sobrepeso. Y está relacionado con trastornos de la conducta alimentaria.

En definitiva, pongamos opciones saludables delante de ellos y dejemos que sean ellos lo que elijan cuánto. ¿Y si no quieren comer nada? Que no coman. No pasa absolutamente nada. Ya comerán. En este país por suerte no mueren niños de hambre. Siempre será mejor eso que obligarlos a comer. La comida no debería ser nunca una batalla. 
No importa si no le gusta el plátano y no lo quiere comer. El plátano no es indispensable para vivir. Si no le gusta el pescado, no pasa nada, puede comer carne, huevos, legumbres. Respetemos sus gustos. Hagamos de la comida un momento placentero. Seamos ejemplo. Pongamos a su disposición opciones saludables y relajémonos. Realmente es muy fácil la comida con los niños, porque básicamente no hay que hacer nada.

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