¿CÓMO SABER CUANDO UN NIÑO/A ES MANIPULADOR?

Qué difícil es ser padres ¿no es cierto? Es mucha más sencilla la teoría que la práctica.  Siempre se sabe, teóricamente, que es lo que un padre en determinada circunstancia debe hacer, pero cuando en la práctica debe  llevarlo a cabo, hay muchas variantes que hacen muy difícil la decisión. Los sentimientos, por ejemplo, son una de esas variables. ¿Cómo hacer para decirle que no a un hijo cuando este llora, grita o patalea? Es muy difícil ir en contra de los sentimientos y muchas veces los padres ceden en determinadas situaciones con tal de no ver sufrir a su hijo. Es ahí cuando comienzan a forjarse los niños manipuladores.
La manipulación por lo general es entendida como un intento de controlar a otra u otras personas a través del uso de artimañas para lograr lo que se quiere. La manipulación emocional infantil se encuentra prácticamente presente en cada momento del niño/a, y representa una lucha de poder, en donde la exploración se hace necesaria por parte de padres e hijos as sobre los límites de las habilidades del otro. Hay que tener un especial cuidado con esto, ya que, en ocasiones los niños/as sin saber las consecuencias que puedan generar, manipulan a los padres para enfrentarlos entre sí, con el fin de determinar quién manda y quién accede fácilmente, dándose cuenta de que con frecuencia puede lograr lo que quiere si provoca desacuerdos entre ellos; situación que a su vez termina por volver al niño/a  en un ser ansioso e inseguro
Los niños/as  manipuladores son aquellos capaces de hacer cambiar el rumbo de una decisión de sus padres. Esa es una capacidad innata de los niños/as, pero que depende,  pura y exclusivamente, de los padres evitar que se desarrolle. Pero ahora bien, ¿Cómo hacerlo? ¿Cuándo decir qué no? ¿Cuándo decir basta?
La historia comienza cuando son bebés, cada llanto del niño es una llamada de alerta para los padres, un pedido de  alimento, abrigo, cuidados, limpieza, caricias, y lo que sea necesario para calmar su llanto.
A medida que el niño/a vaya creciendo, irá formando gradualmente, su capacidad de pedir sin discriminar hasta donde. De pedir dulces, de pedir un helado, de pedir regalos, etc. La idea es que los padres puedan darle lugar a esas demandas pero sin permitir el abuso. Deberá conseguir que niño/a  desarrolle su capacidad de comprender y elaborar. Deberán trazar límites razonables a todo lo que exceda la capacidad de responder los requerimientos.
De esa forma,  comenzará a entender que no todo lo que pide se le será dado, que hay cosas que no están a su alcance con un simple llanto. De esta manera los niños/as  comienzan a comprender un orden lógico que tendrán que aceptar.  El problema radica en que si este orden lógico, producto de las limitaciones a todos sus interminables pedidos, no se produce a tiempo, comenzaremos a ver que su capacidad de pedir y obtener será cada día mayor. Llegando, de esta forma, a lo que conocemos como manipulación.
El problema más grande llega cuando esa manipulación excede los niveles más cercanos, que son los padres,  llegando hasta cualquier persona próxima al  niño/a.
Para evitar estas situaciones es importante que los padres pierdan sus inseguridades, es decir, por ejemplo, el miedo a perder el amor de su hijo/a.  Esto como primera medida. Luego, es aconsejable, si los problemas persisten, pedir ayuda a un profesional, para evitar que dichos problemas se expandan a todos los ámbitos sociales en los que el niño/a  actúa.
Desde que nacen, los niños/as, utilizan lo que se conoce como Técnicas de Manipulación.  Un bebé o niño a  aprende que si llora con suficiente convicción es probable que logre ese juguete o golosina que tanto quiere. Si lo logra, el niño/a  apuntará mentalmente, “ajá, usando esto logro lo que quiero, lo volveré a intentar”.  Cuando el niño se encuentra con un “no” si está acostumbrado a llorar y conseguir sus propósitos, al principio llorará más, hará rabietas hasta que vaya asumiendo que sus lloros ya no manipulan al adulto.
A medida que estos niños/as, van creciendo estas técnicas de manipulación van perfeccionándose ya que empiezan a sentir que tienen el poder para lograr lo que quieren con determinadas personas, seguras de alcanzar lo que desean y, a menudo suelen hacer sentirse a sus padres culpables o incómodos por no querer cumplir sus deseos.
Los padres tiene que recordar que si caen en el juego de la manipulación de sus niños/as, éstos crecerán y cuando sean jóvenes empezarán a utilizar palabras mediante las cuales puedan hacer sentir culpables a sus padres, tales como: “Cómo has sido capaz”, “con lo que yo he hecho por ti”, “no me esperaba  esto de ti”,  “si yo te importara no harías eso” son frases típicas que tratan de hacer sentir culpable a quien las recibe. Hacerse la víctima es algo que muchos hijos/as usan a menudo en la adolescencia.
Cuando sus hijos/as son adolecentes llegan a convertirse en los árbitros de la conducta: “Deberías haber hecho”, “Debes hacer”. De esta manera proyectan culpabilidad y sentimiento de vergüenza en sus padres que, por incomodidad pueden hacer lo que le dicen cuando en el fondo  no está de acuerdo. No establecen relaciones cordiales, son ellos quienes hablan o deciden no hablar, imponen, o se hace lo que dicen o no hay conversación. En consecuencia son ellos los que han decidido llevar el control el que durante mucho tiempo atrás fue otorgado por sus propios padres.
No suelen pasar desapercibidos, pueden llegar a ser muy generosos haciendo favores, obsequiando con regalos; es una táctica luego en base a lo regalado pedirán tú hagas otras cosas que ellos necesitan. Pueden resultar encantadores, simpáticos, excelente personas. El problema es que suele ser una apariencia y lo que más les importa es el beneficio que tú puedas aportarles. Los hijos/as llegan a reconocer fácilmente al padre o madre que les cuesta decir no y en base a esto y su habilidad actúan.

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