Qué hacer cuando los niños dicen ‘no puedo’, pero sí pueden

Hace poco recurrí a varios de mis expertos favoritos sobre temas de crianza y les pregunté:

¿Qué estrategias aconsejan para manejar la incompetencia fingida por los niños? Es muy difícil cuando un estudiante retrocede de forma repentina y alega que no puede realizar actividades que ya dominaba o cuando, por ejemplo, un hijo te dice que ya no sabe lavar ropa y lloriquea diciendo que no puede hacerlo.

Ese mismo día recibí la respuesta de los expertos y el consenso era claro: el primer paso para entender por qué los niños se comportan así es adaptar nuestro lenguaje y perspectiva. No se trata de incompetencia fingida, enfatizaron, sino de incompetencia aprendida.

Una experta sugirió a los padres y maestros tener en cuenta qué respuesta recibe el joven a cambio de este comportamiento.

En la escuela, esa conducta puede ser el resultado del miedo al fracaso o la necesidad de mantener una imagen perfecta ante maestros y compañeros. Otros, en especial aquellos que sufren de ansiedad, sienten que no pueden controlar cómo se desarrolla su vida, así que se dan por vencidos antes de comenzar y así buscan evitar la decepción, la frustración o la vergüenza. Con mucha frecuencia observo esto en estudiantes que sacan calificaciones bajas y reaccionan ante mi preocupación por su falta de compromiso con un: “¿Para qué intentarlo? Igual voy a fracasar otra vez”.

Sobre los niños que sienten un enorme miedo al fracaso, otra experta, Katie Hurley, aconseja a los padres y maestros no evitar tareas o situaciones que puedan provocar ansiedad. Por el contrario, “deben alentarlos a que enfrenten situaciones difíciles mientras los empoderan para superar su ansiedad. Los niños necesitan enfrentar sus miedos a fin de interiorizar que pueden vencer obstáculos y controlar resultados”.

“De los 10 a los 12 años, actuar con incompetencia puede ser una exhibición de poder, para expresar que ya no son niños a los que se les puede dar órdenes”, dijo la terapista Alyson Schafer. Este comportamiento es evidente cuando los amigos están presentes.

“Durante la adolescencia, las amistades tienen un lugar esencial en la autoestima, por lo que la aceptación social puede superar cualquier necesidad de mostrarse competente”, comentó la educadora Michele Borba. Como sucede con tantos aspectos de la enseñanza de preadolescentes y adolescentes, hay que saber elegir las batallas y minimizar el conflicto, sobre todo cuando es una cuestión de carácter.

La experta en crianza Tina Bryson sugiere a los padres entender cómo percibe el niño sus exigencias de tiempo y atención. “Los adultos hacemos las cosas cuando tenemos ganas de hacerlas”, dijo. “Sin embargo, solemos exigirle a los niños que hagan las cosas cuando nosotros tenemos ganas de que las hagan”. Les ordenamos cuándo estudiar matemáticas, cuándo cambiar a inglés y durante cuánto tiempo. Para cuando llegan a casa, ya han tolerado diez horas de esta falta de autonomía, así que un poco de flexibilidad en casa ayuda mucho.

Hurley dice ver casos de incompetencia aprendida en pacientes a los que recientemente les han dicho que tienen problemas de aprendizaje, lo cual puede ser un verdadero reto para sus maestros. “Sus padres hacen todo lo que pueden para ‘ayudar’ a sus hijos y liberarlos de actividades, tareas y responsabilidades adecuadas para su edad, porque quieren protegerlos. El impulso de rescatarlos puede ser fuerte, pero es importante empoderar a los niños con problemas de aprendizaje para que sientan que pueden superar retos”.

Sin embargo, en muchos casos puede que las muestras de incompetencia de los niños no sean una estrategia, sino el grito de ayuda de un joven realmente abrumado o sumamente estresado. La clave, tanto para los maestros como para los padres, es saber cuándo hacerse a un lado y dejar que el niño luche un poco, y cuándo ayudar si una tarea está más allá de sus capacidades.

Ya sea que los hijos quieran parecer incompetentes por ansiedad, como parte de una estrategia calculada o por frustración, es importante mantenerse tan positivo y comprensivo como nos lo permita nuestra paciencia. Nuestro trabajo, como padres y maestros, es eliminar la tentación de la dependencia y hacerlos sentir que pueden hacer la mayoría de sus actividades. Aunque no sean totalmente competentes, seguramente aprenderán algo.


Fuente: The New York Times

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