LOS NIÑOS-AS CON TRASTORNO NEGATIVISTA, DESAFIANTE POR OPOSICION (TDO)

Este trastorno se refiere a las conductas desafiantes o de oposición que presentan los niños-as a lo largo de un ciclo evolutivo, este tipo de conducta es perseverante en el  tiempo y presenta una magnitud o forma que no corresponde con lo esperado por su edad o cultura. Es, entonces cuando se dice que podemos encontrarnos frente a un  trastorno que, necesitará  de la correspondiente evaluación psicoterapéutica para luego proceder a la elaboración de una terapia que ayude a superar el TDO.   


La conducta de oposición puede tomar diferentes formas, desde la pasividad extrema (no obedecer sistemáticamente mostrándose pasivo o inactivo) a sus formas más extremas, es decir, verbalizaciones negativas, insultos, hostilidad o resistencia física con agresividad hacia las figuras de autoridad, ya sean los propios padres, maestros o educadores.
La conducta desafiante y de oposición de inicio temprano suele ser persistente y puede ir asociado a diferentes tipos de patología infantil y adolescente. En la adolescencia y posterior vida adulta, el niño con antecedentes negativistas u oposicionistas, es un claro candidato a desarrollar un trastorno de la personalidad antisocial si no conseguimos regular antes estas manifestaciones. Por esto, se considera que, no se trata de un trastorno más, sino de los problemas clínicos más serios en niños-as.   De no abordarse de forma rigurosa y eficaz, condena a quien lo sufre a una probable carrera de problemas sociales, legales y de marginación.
Los comportamientos negativistas y desafiantes se expresan por una terquedad persistente, resistencia y mala tolerancia a las órdenes, negativa a comprometerse, ceder o negociar con adultos o compañeros. Igualmente hay una tendencia deliberada a sobrepasar los límites o normas establecidas, aceptando mal o culpabilizando a otros de sus propios actos. La hostilidad puede dirigirse hacia las figuras de autoridad pero, también, hacia los compañeros. Se manifiesta molestando deliberadamente a los otros sin causa aparente o por motivos insignificantes. En estos episodios suelen aparecer insultos o palabras despectivas hacia las otras personas pero sin llegar aún a la agresión física. En el caso que se supere este umbral y se produzcan conductas abiertas de agresión a otro, estaríamos, probablemente ante un trastorno disocial.  Pese a que puede darse una evolución desde el TDO en la infancia hacia un trastorno disocial en la adolescencia, ambos trastornos se consideran independientes a pesar de que existe entre ellos un evidente solapamiento y una relación evolutiva y jerárquica.
Los síntomas del TDO, suelen ser más evidentes en las interacciones con personas a quienes el sujeto conoce bien (familiares, compañeros, etc.), por lo que pueden no manifestarse durante la exploración clínica. Por otra parte, los sujetos con este trastorno suelen no considerarse a sí mismos negativistas o desafiantes, sino que justifican su comportamiento como una respuesta a exigencias o circunstancias externas no razonables.
Se considera como un trastorno de TDO cuando se presenta un patrón  de comportamiento negativista, hostil y desafiante que dura por lo menos 6 meses y que estén presente cuatro o más de los siguientes síntomas:

   1) A menudo se encoleriza o incurre en pataletas. 

   2) A menudo discute con adultos. 

   3) A menudo desafía activamente a los adultos o rehúsa cumplir sus demandas. 

   4) A menudo molesta deliberadamente a otras personas. 

   5) A menudo acusa a otros de sus errores o mal comportamiento. 

   6) A menudo es susceptible o fácilmente molestado por otros. 

   7) A menudo es colérico y resentido. 

   8) A menudo es rencoroso o vengativo. 
 Este trastorno da como resultado  un deterioro significativo en la actividad social, académica o laboral.
Como ocurre en la mayoría de los trastornos clínicos, no existen razones especificas que expliquen el TDO, sin embargo parece que por muchos estudios conductuales que se han realizado en niños-as, se destaca que se motivan durante los primeros intercambios recíprocos que se producen entre los niños-as con sus padres u otras figuras con autoridad como maestros, abuelos etc.  De esta manera, cuando los niños-as actúan de forma desafiante, oposicionista, negativista o agresiva hacia sus padres, dicha conducta puede suponer consecuencias para ambas partes ya que mediante la coacción logra la obtención de lo deseado por el niño-a y los padres se presentan sumisos ante dicha coacción. Todo esto con duce a que estas conductas se sigan fortaleciendo en escala y frecuencia.

Otra de las razones , consideradas por las investigaciones realizadas, que pueden originar el TDO es la inmadurez de los padres, la falta de experiencia con respecto a la educación o manifestaciones violentas en las familias de estos niños-as, los conflictos maritales especialmente cuando hay violencia, maltrato, depresión materna y presencia psicopatológica parental.  También es factor de riesgo el abandono del niño-a en la primera infancia por parte de los padres, los lazos afectivos no establecidos en las primeras etapas del desarrollo del niño-a pues se constituye un elemento desestabilizador
Para poder realizar una evaluación del TDO se establecen diferentes escalas de conducta  mediante pruebas que se realizan con los respectivos niños-as  con sus padres y autoinformes  que van de acuerdo a las edades de los niños-as.  Estas evaluaciones son de gran importancia pues dará el criterio necesario y suficiente para  el diagnóstico.

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