Educar para que los niños digan la verdad


La mentira es una conducta muy habitual en nuestra sociedad. Todos en algún momento ocultamos la verdad, o la modificamos de cara a los demás. 

Mentir se ha convertido en algo muy común, no es de extrañar que nuestros niños, niñas y adolescentes tomen la mentira como un patrón habitual en su repertorio de comportamiento. 

Sin embargo, educar para que digan la verdad, es muy importante para las familias y educadores, pero también para ellos, ya que a veces la mentira puede convertirse en un problema grave.

La mentira

La mentira son una conducta muy empleada para engrasar las relaciones sociales. A veces, mentir es más fácil que decir la verdad y además nos puede resultar beneficioso. 

Cuando una persona miente lo hace para conseguir salir de algún apuro, evitar reprimendas, castigos, etc. o para no admitir ciertas cosas que no le gustan admitir ni a sí mismo, ni a los demás. 

Con la mentira, se logra una aparente cobertura psicológica ante los problemas, pero es aparente porque con la mentira lo único que hacemos es tapar un problema o conflicto, pero no lo solucionamos.

Seguramente la mayoría de nosotros pensaremos que somos muy sinceros, que decimos la verdad, y que no solemos mentir. 

Pero la mentira es una conducta muy habitual, todas las personas mentimos en algún momento, normalmente de manera inocente: inventando una excusa cuando llegamos tarde, diciendo que no hemos visto una llamada cuando no queríamos coger el teléfono, e incluso alagando a otros cuando realmente no lo pensamos, etc. 

Si nos paramos a pensar, incluso los que estén pensando que no mienten, podrán descubrir que cada día dicen alguna mentira.

La mentira inocente no tiene demasiada importancia y contribuye a las relaciones sociales, pero a veces el poder escapar de una consecuencia negativa, puede hacer que la mentira se convierta en un hábito y se convierta en un tipo de mentira patológica, usada para ocultar la propia realidad. 

Es muy importante educar a los niños y niñas para que digan la verdad y de este modo evitaremos las mentiras patológicas.

La mentira en los niños y las niñas

Al igual que los adultos, nuestros niños y niñas también mienten. Algunos con más frecuencia que otros, pero lo cierto es que desde un primer momento los pequeños aprenden a mentir.

La mentira es una conducta normal en los niños y niñas, no debemos alarmarnos a no ser que sean demasiado frecuentes, o que ocurran sin apenas razón aparente. Las diferentes mentiras en los niños y niñas

En los niños pequeños debido a las características de su pensamiento, de tipo mágico es habitual las mentiras. En estos casos no son mentiras intencionadas, ya que tienen dificultades para diferenciar entre la realidad y la imaginación. Serán mentiras relacionadas con personajes fantásticos, con seres irreales, etc.

En estos casos no debemos prestar demasiada atención, tratando la mentira con naturalidad.

Más adelante las mentiras empiezan a tener una intencionalidad, los niños y niñas aprenden a mentir para evitar castigos y reprimendas. Estas mentiras también son algo normal y natural, y aunque debemos tratarlas con naturalidad, no debemos dejarlas pasar.

Además pueden surgir otro tipo de mentiras más peligrosas, serán mentiras que enmascaren una realidad que no les gusta, serán un tipo de realidad inventada que les haga sentir mejor. Como por ejemplo cuando un niño cuenta mentiras sobre sus vacaciones, sobre el trabajo de sus padres, sobre sus amigos, etc.

¿Qué podemos hacer cuando los niños y niñas mienten?

En primer lugar evita mentir, y sobre todo, inmiscuirles en tus mentiras. A veces les decimos a los niños y niñas por ejemplo que respondan al teléfono y digan que no estamos, etc. Al hacer esto les enseñamos que mentir es algo normal y que en algunos casos está justificado.

Refuérzales cuando sean sinceros. A menudo castigamos la mentira, pero también la sinceridad. Recuerda que cuando mienten están ocultando algo, y ese algo puede ser objeto de reprimenda. En estos casos debemos encontrar el equilibrio entre la reprimenda y el refuerzo.

Cuando mientan no les desenmascares, pero habla con ellos y explícales la necesidad de decir la verdad y porque es bueno ser sinceros.

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