Agradecer la labor educativa de los abuelos


Los abuelos (abuelos y abuelas) están desarrollando una labor imprescindible en las sociedades occidentales.
Sin su presencia y apoyo para muchas familias sería inviable conciliar la vida familiar y laboral y, en algunos casos, casi el hecho de poder tener hijos. Sin embargo, los abuelos en muchos casos no tienen ni edad, ni salud para asumir la crianza o el cuidado de una nueva generación. A pesar de todo muchos abuelos encuentran que su labor no es reconocida, no solo por la sociedad, sino en muchos casos, por sus propios hijos.
Consejos prácticos y de “sentido común” para que hagamos un poco de justicia con nuestros mayores.
1º. En primer lugar, no podemos perder de vista que los hijos son de sus padres, no de los abuelos y que por tanto, la RESPONSABILIDAD (los que deben responder) no es de los abuelos, sino de los padres. Los abuelos les pueden ayudar, pero los que decidieron tener los hijos y tienen que asumir esta responsabilidad son los padres.
2º. A los abuelos hay que agradecerles todos los días su labor. Aunque ellos les digan que no les des las gracias o ya se sobreentienda. Todos los días deben escuchar de sus labios una palabra de agradecimiento y afecto por la labor que hacen.
3º. Junto con lo anterior, reconocerles el trabajo que realizan: a veces lo hacen sin que les apetezca, con problemas de salud, con dolores, con frío o con calor… TODOS LOS DÍAS, deberían escuchar su elogio cariñoso por lo bien que lo hacen y el interés que se toman en el cuidado de sus hijo/as. Los elogios y muestras de afecto deben, cuanto menos, duplicar a los reproches o críticas.
4º. Muéstrense compresivos con sus limitaciones. Nunca les digan que mal crían a los nietos o que les conceden todos los caprichos. Ellos no son los responsables de su crianza. Lo hacen con la mejor intención y a veces, les conceden los caprichos por que no tienen otra alternativa. No hablen mal de ellos como educadores, ni se lo digan a ellos, ni a los niños, ni a terceras personas: no es justo.
5º. No les quiten autoridad y menos delante de los hijos. Pueden aconsejarles o explicarles cómo quieren que hagan ciertas cosas, pero no los desautoricen y mucho menos delante de los nietos.
6º. Explíquenle a los niños cuando tienen edad, cómo deben comportarse con los abuelos: como todas las personas tienen sus manías y hay ciertas cosas que nos les gustan y los niños deben aprender a respetarlas: a unos nos les gusta que le toquen los aparatos de casa, a otros les gusta ver el noticiero… o la novela, enséñenles a respetar estos pequeños detalles, porque los abuelos están en su casa.
7º. No sobrecarguen a los abuelos si no es estrictamente necesario. Si toda la semana tienen que quedarse con el niño por motivos de trabajo, no pueden dejarle el niño durante el fin de semana para que puedan ustedes descansar. Eso no es justo. Tan pronto como disponen de tiempo liberen a los abuelos de esta carga. Aunque ellos les digan que no les importa… también necesitan tranquilidad y su tiempo.
8º. Por último, denles la oportunidad de DISFRUTAR de sus nietos y de sus hijos con libertad: sin tener que someterse a unas normas, pautas u horarios. Como suele decirse: “los abuelos están para disfrutar y mal criar a los nietos”. 

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