Las mentiras a los niños
Mentiras: Si, sabemos que no está bien mentir, inculcamos a nuestros hijos la importancia de ser honestos y les reñimos cuando les hemos pillado en una mentira, pero ¿somos realmente sinceros con ellos? ¿decimos siempre la verdad y nada más que la verdad? La respuesta es en la mayoría de los casos que NO.
Ya sea para preservar su inocencia, para no herir sus sentimientos, para evitar que sufran o simplemente para que dejen de insistir, pero el caso es que por diferentes motivos terminamos recurriendo a las mentiras a los niños.
Revisamos los diferentes tipos de mentiras y algunas alternativas para evitar recurrir a ellas.
Mentiras para preservar su inocencia:
Una de las cosas más bonitas de la infancia es su enorme capacidad de imaginación y su inocencia, quisiéramos preservarla el mayor tiempo posible y pintarles un mundo lleno de ilusiones, fantasía, lleno de magia.
Por eso, en la mayoría de los países existen diferentes personajes o seres míticos que traen regalos a los niños (normalmente a cambio de que ellos se “porten bien”) inventados y reforzados por la sociedad, es el caso de Papá Noel, Los reyes Magos, Las hadas, el ratoncito Pérez…
¿Qué si es bueno o malo para los niños este tipo de mentiras “inocentes”? Cada familia lo decide, sabemos que a medida que los niños van creciendo empiezan a hacer demasiadas preguntas hasta que un día “la mentira cae sobre su propio peso”
Otras familias deciden seguir manteniendo la tradición de dar regalos, pero sin tener que recurrir a estos “seres mágicos”.
Sólo una recomendación, procura ser cuidadoso y evitar que otras personas le cuenten al niño la verdad de manera brusca o malintencionada. Conozco varias anécdotas de personas que vivieron este hecho de manera violenta por pillar a los padres con las manos en la masa” o por haberles contado el secreto antes de tiempo.
Mentiras para evitar sufrimiento:
¿Recuerdas la película “La vida es bella”? en esta película el padre inventa una realidad paralela, donde todo es un juego y con ello pretende evitar el sufrimiento a su hijo.
Cuando la realidad es muy dolorosa o difícil de digerir para el niño, podemos recurrir a las mentiras, o verdades a medias, en un intento de “amortiguar” el dolor o irles preparando a lo que tienen que enfrentarse.
Tal es el caso de la muerte de un familiar cercano “Se fue a un sitio que ya no volverá” o ante el divorcio de los padres “Papá se va de la casa un tiempo”
También mentimos para evitar que sufran cuando en la consulta médica les decimos “No te va a doler” cuando sabemos que no es así o “va a pasar pronto”.
Este tipo de mentiras, aunque bien intencionadas, lo que hacen es sólo enmascarar una realidad que saldrá tarde o temprano a la luz y lo peor es que podemos correr el riesgo que los niños pierdan la confianza en nosotros, así que, la mejor alternativa es decir la verdad de manera suave y siempre mostrando una alternativa o solución.
Ejemplo: “Si duele, pero verás cómo enseguida se pasa…cuando salgamos del médico vamos a comprar un helado por ser tan valiente ¿te parece?
Mentiras para no herir sus sentimientos:
Pensamos que una manera de reforzar la autoestima de los niños es decirles en todo momento lo bien que hacen las cosas o lo guapos que están.
“Qué bonito dibujo”, “uauu eres un campeón” , ” que guapo estás”, “que bien se te ve ese vestido”..
Creemos que nuestro amor es inversamente proporcional al número de veces que tenemos que felicitarles o resaltar sus dotes, si no lo hacemos, pensamos que podríamos herir sus sentimientos.
Pero la pregunta es ¿Son siempre sinceros nuestros comentarios?
O mejor aún ¿es necesario dar nuestra opinión de cada cosa que hacen?
Es verdad que a nuestros hijos les interesa mucho conocer nuestra opinión y buscan nuestra aprobación constante, pero a veces, esto puede generar que los niños hagan las cosas buscando el favor de los padres y terminen por dejar a un lado sus propios gustos.
Así que, para evitar juzgar bajo nuestro punto de vista y tener que recurrir a la mentira para hacerles cumplidos, es mejor centrarnos en el proceso o resaltar algún aspecto que nos parezca sinceramente atractivo como:
“Que divertido”, “ese es mi color preferido”, “¿te gusta a ti?”
Claro que tampoco está nada mal hacer un cumplido sincero de algo que nos guste mucho.
Mentiras para que dejen de insistir:
Cuando un niño quiere algo, puede llegar a ser insistente hasta la extenuación…es entonces cuando recurrimos a la mentira en un intento desesperado para dejarles sin recursos y que dejen de “calentarnos la oreja”
Ejemplo:
“Ya no quedan galletas”, “no tengo dinero”, “se me olvidó la cartera” “hoy está cerrado”
Con estas respuestas, el niño podrá dejar de insistir, pero podemos correr el riesgo que se dé cuenta que le hemos mentido.
Por otro lado, mentir cada vez que el niño quiere algo, demuestra nuestra incapacidad de decirle “No” a nuestro hijo.
Así que, para evitar tener que mentir cada vez que insista con algo, lo mejor es enseñar al niño a tener paciencia y a tolerar la frustración.
Ejemplo: “Te voy a dar la galleta que quieres, después de comer”
Las mentiras son el atajo que creemos que es más fácil para resolver una situación, evitar algo o postergarlo, sin embargo, sólo es una manera de enmascarar una realidad que es distinta a la que pensamos sería la ideal.
Pero la verdad, aquella situación que insistimos en ocultar, tarde o temprano sale a la superficie y puede causar el efecto contrario a lo que hubiésemos deseado: puede herir sentimientos, generar desconfianza y podemos perder credibilidad frente a nuestros hijos.
¿Crees que existen maneras alternativas de plantear la realidad a los niños, sin recurrir constantemente a las mentiras?
El que quiera decir a otras personas la verdad, debe saber soportarla en sí mismo.