¿Cómo conseguir que los niños colaboren en casa?


Los padres tenemos la responsabilidad de educar y guiar a nuestros hijos, de corregirlos cuando es necesario, de felicitarles, de motivarles, de acompañarles en su camino, mientras adquieren la madurez y experiencia suficiente…pero no es un camino de rosas y lo sabemos bien todos aquellos que somos padres o madres.
A menudo nos encontramos con que nuestros hijos se resisten a colaborar en casa con nosotros, se niegan a hacer lo que les decimos, que ignoran lo que les pedimos o que tenemos que repetir una y otra vez lo mismo; estas situaciones hacen que se valla tensando la cuerda, hasta que de pronto estallamos y terminamos gritando, amenazando, castigando, por no hablar del malestar y la tensión que se genera en el ambiente ¿Alguna vez has vivido este tipo de situaciones? ¿Frecuentemente?
Es importante que los padres mejoremos nuestro control emocional, que aprendamos a gestionar mejor nuestro estrés y las situaciones que nos ponen tensos, que acerca de esto, los niños no tienen nada que ver y a veces son ellos los que pagan nuestro mal humor.
A pesar de la importancia del control emocional, éste no es suficiente para generar colaboración en los niños, podemos estar en la mejor disposición y con la mejor actitud, pero fallar en algo básico que muchas veces perdemos de vista, sobre todo cuando son niños pequeños: nuestra comunicación con ellos. No sabemos trasmitir el mensaje correcto, en el canal correcto o en el momento correcto.
Veamos algunos fallos más comunes a la hora de pedir algo a los niños.
Los principales errores que comentemos al comunicarnos con los niños:
colaboren en casa
Pasamos el día dando órdenes. Desde que se levantan, hasta que se acuestan sólo escuchan órdenes y lo que tienen y no tienen que hacer, de manera monótona, repetitiva.

  1. Pedir, NO ordenar exigir
  1. Mensajes claros
  1. Directos
  1. Positivos
  1. En compañía


Levántate, vístete, péinate, come sentado, no grites, lávate los dientes…
Damos “sermones” Pensamos que al explicar detalladamente lo que es correcto o incorrecto, lo que está bien y lo que está mal, les motivaremos y comprenderán por qué tienen que hacer lo que les decimos.
Mandamos de forma explícita o implícita mensajes negativos. Estos mensajes provienen de nuestra desesperación o enfado, pero también sin darnos cuenta mandamos mensajes que les generan vergüenza o culpa. Cuando usamos las comparaciones, cuando recalcamos lo mal y lo frecuente que hacen las cosas mal, etc.
Utilizamos nuestro propio estado de ánimo para manipular. Creemos que al expresar lo cansados, enfermos ó decepcionados que estemos, empatizarán con nosotros y así obedecerán a la primera. “Estoy agotada, vámonos ya
También podemos utilizar frases que denotan miedo para evitar que hagan algo peligroso: “Me da miedo que te subas allí, bájate
Damos demasiadas explicaciones. Tendemos a explicar con demasiado detalle por qué tienen que hacer cada cosa, ya que pensamos que así entenderán nuestros motivos, pero esto no ayuda a generar cooperación pues en primera, parece como si los padres tuviéramos que justificar nuestras decisiones y como si se pusiera en duda nuestra autoridad y en segunda, entre más razones demos, más intentaran “derrumbar” estas razones con otros argumentos.

Los cinco mensajes para generar que los niños colaboren en casa:
Es verdad que hay situaciones extremas o peligrosas, que necesitan instrucciones más específicas, a modo de orden. Momentos que tenemos que ser inflexibles si queremos que aprendan algo, sin embargo, éstas no son las situaciones cotidianas. Las personas solemos cooperar más si nos piden las cosas, en lugar de que nos las exijan, mejor en un tono suave y amigable, que en modo “sargento.” Las ordenes las guardaremos para momentos concretos.
Ejemplos:
Orden: “Ve a cepillarte los dientes”
Petición: “Preparémonos para ir colegio. Ve a cepillarte los dientes, por favor”
Orden: “Guarda esto”
Petición: “Vamos a ordenar la habitación ¿Quieres guardar esto?
Sin mensajes ocultos que puedan esconder culpabilidad o vergüenza, sin dar vueltas o decir lo que no está bien y dejar el mensaje en el aire para que sea “captado” por el niño.
Ejemplo:
Mensaje ambiguo: ¿Cómo has podido olvidar eso?
Mensaje claro: Recordemos traer los deberes a casa, por favor
Mensaje ambiguo: Hacéis demasiado ruido
Mensaje claro: ¿Querríais guardar silencio, por favor?
Se trata de decir concretamente la acción que queremos que realicen los niños, sin dar explicaciones de cómo nos sentimos o porqué es conveniente hacerlo.
Ejemplo:
Con explicaciones: La última vez que saliste llegaste tarde y me preocupé mucho y tengo miedo que se vuelva a repetir la situación y deje de confiar en ti.
Directo: Se puntual. No llegues tarde, te lo pido por favor.
Con explicaciones: Cada vez que estamos listos para salir y tenemos prisa, olvidas dónde has puesto los zapatos. Estoy harta de esto, tienes que dejarlos en el mismo lugar para recordar dónde están.
Sin explicación: ¿Querrías dejar tus zapatos en el mismo sitio para que recuerdes dónde están?
En la medida de lo posible, nuestra petición lo haremos en positivo.
Petición negativa: ¡ No puedes hablarme así ¡
Petición  positiva:  No me hables así, calmémonos y hablemos en otro tono, por favor
Petición negativa: Siempre tirando cosas en la mesa
Petición positiva: Es un accidente ¿Querrías comer más tranquilo y dejar de moverte tanto, por favor?
Siempre que sea posible, invitemos a los niños a participar con nosotros en algunas actividades. A los niños les motiva más cuando nos incluimos en sus planes o les invitamos a participar en los nuestros, usando las peticiones en plural (hagamos, recojamos, veamos ..)
Ejemplos:
Orden individual: Recoge los juguetes del salón
En compañía: Recojamos juntos los juguetes del salón, vamos
Orden individual: Ven a cenar, siéntate
En compañía: Vamos a cenar, sentémonos a la mesa, por favor

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