COMO DARNOS CUENTA A TIEMPO QUE NUESTRO HIJO TIENE DIFICULTADES EN EL LENGUAJE

En lo referente al  lenguaje nos encontramos con diferentes tipos de dificultades, las mismas que,  tienen diferentes denominaciones dependiendo el tipo de dificultad que presenta el niño al tratar de comunicarse por medio oral.
Entre los diferentes tipos de dificultades del lenguaje nos encontramos con los siguientes:
La Afasia, nombre que se le da a la dificultad del lenguaje, o retraso en el aparición del habla, se puede dar por lesión neurológica, hipoacusia (Sordera parcial o total), problema afectivo o falta de estimulación -derecha, delante, detrás-. En la lectura se "traga" las palabras y salta los renglones (por defecto de la percepción visual). Estas dificultades pueden acarrearle tartamudez. El niño lee despacio, sin tono, le cuesta entender lo que ha leído. Su escritura es difícil de descifrar, con muchos tachones. Tiene fallos poco comunes: no acaba de aprender a leer la hora, no recuerda fechas tan llamativas como el día de Navidad o su cumpleaños.
CUANDO PREOCUPARSE:
•Tiene  6 meses y no localiza los sonidos ni identifica las voces.
•A los 8 meses, de repente, deja de balbucear.
•A los 2 años, hace fuertes variaciones de tono al hablar, no se comunica con gestos (decir no con la cabeza, señalar las cosas, etc.), ni imita la mímica de los adultos (palmas, etc). No juega con otros niños y se queda apartado en un rincón.
•A los 3 años no asocia las palabras, sólo utiliza palabras sueltas.
La Disglosia, consiste en la articulación incorrecta por malformación en los labios, lengua, dientes o una parálisis facial.
CUANDO PREOCUPARSE:
• Algunos fonemas son típicos de ciertas desviaciones. Por ejemplo, si pronuncia mal la "n" (suena a "l" o "d") puede tener un problema respiratorio. Si la "d" suena a "t" p "z", puede tener una leve hipoacusia. Si se trata de una parálisis facial, la "p" suena a "f" y la "m" como "n".
La Dislalia, es la deformación de algunos fonemas, especialmente la unión de varias consonantes y la pronunciación de la erre. Hasta los 4 años es normal que omita algunos fonemas ("pueta" por "puerta") o los sustituya por otros más fáciles ("cote" por "coche"). También, hasta los 5 años, es normal que articule bien a cada sílaba por separado pero no la palabra completa: sabe decir trom-pe-ta, pero al unir las palabras dice "crompeta".
CUANDO PREOCUPARSE
•Si no hay ninguna lesión, a los 5 años hay que buscar la ayuda de un logopeda.
La Tartamudez, Es la repetición de sílabas, a los 3 años es frecuente, pero desaparece en unos meses.
CUANDO PREOCUPARSE:
•Si el problema surge cuando el niño ya es mayor o persiste pasados los 4 años, hay que acudir a un especialista.
La Dislexia, es la dificultad en el aprendizaje de la escritura y el lenguaje hablado. Puede detectarse a partir de los 3 años. Fundamentalmente se debe a un fallo en la lateralización cerebral. El disléxico tiene dificultades perceptivas auditivas y visuales. Le cuesta distinguir entre fonemas próximos, y que son acústicamente cercanos: b  por d, t por d, p por b, f por v. Confunde vocales y sonidos consonantes similares.
En el disléxico es natural la Disgrafía. También puede tener mala organización del espacio y confundir las nociones de arriba-abajo, días de la semana, y confunda la derecha con la izquierda. Un dato típico es la dificultad para orientarse en el espacio y en el tiempo.   A pesar de todo, el niño disléxico suele ser muy inteligente. Destaca en las labores que no le exigen el uso de las letras (dibujo, matemáticas o cualquier actividad plástica).
CUANDO PREOCUPARSE
La dislexia es una dificultad que suele detectarse a tiempo y sobre todo en la etapa pre-escolar.  La edad ideal para iniciar el tratamiento es alrededor de los 7 años.
La dislexia va unida en ocasiones a otros problemas de aprendizaje escolar, tales como la Disgrafía (dificultades en el trazado correcto de las letras, en el paralelismo de las líneas, en el tamaño de las letras, en la presión de la escritura...) y en fases posteriores aparece la disortografía (dificultades para el uso correcto de las reglas de ortografía, desde las que se llaman de ortografía natural a las de nivel más complejo. En ocasiones la dislexia va unida a dificultades de pronunciación, con mayor incidencia en la dificultad de pronunciación de palabras nuevas, largas o que contengan combinaciones de letras del tipo de las que le producen dificultades en la lectura.
En el aula la dislexia se puede detectar inicialmente por el retraso en el aprendizaje de la lecto-escritura, las peculiaridades que se dan cuando consigue iniciar el aprendizaje, la lentitud, la tendencia al deletreo, la escasa comprensión lectora debida a la falta de ritmo, la ausencia de puntuación. A medida que los cursos pasan, los problemas se agudizan, ya que el estudio, y el trabajo escolar en general se basa en las habilidades que el niño no tiene y se retrasa progresivamente. Así, la dificultad lectora, la escasez de comprensión, llevan a malos resultados escolares, mal auto concepto, actitudes de desgano y conductas en ocasiones, disruptivas, perturbadoras del buen funcionamiento del clima del aula.                    
La dislexia se presenta en muchos grados, desde pequeños problemas superables en breve plazo, hasta una dificultad que se arrastra de por vida y que se aproxima como en un continuo hacia la disfasia, que es un problema más grave y profundo de todas las áreas de lenguaje. De cualquier modo, con la iniciación del tratamiento con suficiente precocidad se suelen derivar resultados positivos y una clara mejora en el rendimiento escolar. La mayor o menor efectividad va a depender de factores tales como la profundidad del trastorno, el nivel de motivación, inicial o que se le consiga inculcar, grado de implicación de la familia y el profesorado, adecuado diagnóstico y tratamiento, duración y seguimiento del trabajo.
Así, es característico que destaquen estos niños por la falta de atención. Debido al esfuerzo intelectual que tiene que realizar para superar sus dificultades perceptivas específicas, suelen presentar un alto grado de fatigabilidad, lo cual produce una atención inestable y poco continuada. Por esta causa, los aprendizajes de lectura y escritura les resultan áridos, sin interés, no encontrando en ellos ninguna motivación que atraiga su atención. Este problema se agudiza con el tiempo si el aprendizaje de la lecto-escritura se retrasa, pues el trabajo escolar exige cada vez más de estas habilidades y el niños se distancia cada vez más de lo que ocurre en el aula. En ocasiones compensa un tanto su dificultad, si se le consigue motivar, mediante la atención auditiva.
Desinterés por el estudio, en especial cuando se da un medio familiar y/o escolar poco estimulantes. Sus calificaciones escolares son bajas y con frecuencia son marginados del grupo y llegan a ser considerados (y a considerarse a sí mismos) como niños con retraso intelectual.
La posición de la familia y con bastante frecuencia, de los profesores es creer que el niño tiene un mero retraso evolutivo (o intelectual en casos extremos) o bien, lo más frecuente, que se le asocia a un niño desordenado, lo que se le reprocha continuamente, con consecuencias funestas para la personalidad del niño, que se rebela frente a la calificación con conductas disruptivas para llamar la atención o se hunde en una inhibición y pesimismo cercanos a la depresión. Se producen a veces también mecanismos compensatorios como se describen a continuación:
Inadaptación personal.  Es frecuente encontrar en los niños disléxicos una serie de rasgos que denotan cierto desajuste emocional, que en estudios realizados aparecen tres rasgos característicos: sentimiento de inseguridad, compensado por una cierta vanidad y falsa seguridad en sí mismos y en ocasiones terquedad para entrar en el trabajo y la motivación que requieren los tratamientos.
En general la franqueza, la explicación de su problema, la incidencia en que su capacidad intelectual es normal o superior, ayuda a crear un clima que favorece la intervención del terapeuta. La dificultad estriba en generalizar esa actitud positiva al resto del entorno de los niños: familia y escuela.
•Confusiones de fonemas que a veces van acompañadas de lenguaje borroso. Puede hablar claro si se le invita a hablar despacio, pero su lenguaje espontáneo es confuso.
•Inversiones, que pueden ser de fonemas dentro de una sílaba o de sílabas dentro de una palabra. Por ejemplo: "pardo" por "prado" y "cacheta" por "chaqueta"
•En general, pobreza de vocabulario y de expresión, junto a comprensión verbal baja.
Todas estas dificultades en el lenguaje pueden ser superadas a mediano plazo, cuando son descubiertas a tiempo y se realiza la terapia correspondiente con los psicopedagogos especializados para ayudar al niño a superarlas.

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