RECOMENDACIONES PARA ESTIMULAR EL AREA DEL LENGUAJE EN LOS NIÑOS-AS


El habla y el lenguaje suelen confundirse entre sí, pero hay una diferencia importante entre ambos:
El habla es la expresión verbal del lenguaje e incluye la articulación, que es el modo en que se forman los sonidos y las palabras. El lenguaje es mucho más amplio que el habla y abarca el sistema completo de expresar y recibir información de una forma coherente. Se refiere a entender y ser entendido a través de la comunicación, sea verbal, no verbal o escrita. A pesar de que los problemas relacionados con el habla y con el lenguaje difieren, a menudo se embonan entre sí. Un niño con un problema de lenguaje, puede pronunciar correctamente las palabras pero ser incapaz de combinar más de dos palabras en una frase. El habla de otro niño puede ser difícil de entender, aunque sea capaz de utilizar palabras y frases para expresar sus ideas. Y otro niño puede hablar bien y con claridad pero tener dificultades para seguir instrucciones.
Muchos factores pueden provocar retrasos en el desarrollo del habla y del lenguaje. Los retrasos del habla en un niño que en otras facetas se desarrolla con normalidad pueden estar provocados por problemas orales (relacionados con la boca), como los problemas en la lengua o en el paladar. Un frenillo corto (el pliegue que hay debajo de la lengua) puede limitar los movimientos linguales para la producción del habla.
Muchos niños con retrasos del habla tienen problemas orales motores, lo que implica la existencia de una comunicación ineficaz en las áreas cerebrales responsables de la producción del habla. Por ejemplo, hay niños que tienen dificultades para utilizar y coordinar los labios, la lengua y la mandíbula a fin de producir los sonidos del habla. El habla puede ser el único ámbito afectado o puede ir acompañado de otros problemas orales motores, como las dificultades para alimentarse. El retraso del habla también puede ser una parte (en vez de indicar) de un problema más "global" (o general) de retraso del desarrollo.
Los problemas auditivos también suelen estar relacionados con los retrasos del habla; por lo tanto, cuando un padre está preocupado por el habla de su hijo, a este siempre se le debería evaluar la audición, llevándolo a un especialista. Un niño con problemas auditivos puede tener problemas para articular, así como para entender, imitar y utilizar el lenguaje. Las infecciones de oído (otitis), sobre todo las de carácter crónico, pueden repercutir sobre las capacidades auditivas de un niño. Pero una sencilla infección de oído que ha recibido el tratamiento adecuado no debería tener ningún efecto sobre el habla del niño
Si usted o su pediatra sospecha que su hijo tiene un problema, es decisivo que un profesional lo evalúe lo antes posible. Por supuesto, si resulta que su hijo no tiene ningún problema en el habla ni en el lenguaje, la evaluación permitirá reducir sus temores. Sin embargo usted se encuentra en duda del porque su niño-a no entiende lo que se conoce como lenguaje receptivo y expresivo, es decir lo que puede decir o  expresar por señales, sacudiendo la cabeza, haciendo gestos. El desarrollo de los sonidos y la claridad del habla, el estado oral motor de su hijo-a (cómo trabajan conjuntamente la boca, la lengua, el paladar, etc. durante el habla, así como durante las conductas de comer y tragar) necesitará en este caso una psicopedagoga especializada en terapias de niños-as con dificultades para  que mediante evaluaciones terapéuticas , analice la dificultad y sus necesidades y realice las terapias respectivas para que se logre mejorar el habla y el lenguaje del pequeño-a, incluso podrá darle pautas necesarias para que usted continúe en casa con dichos ejercicios en el diario actuar del niño-a.
Es importante recalcar que los padres deben tener un compromiso en muchos otros aspectos de la vida, el desarrollo del habla es el resultado de una combinación de factores innatos y adquiridos. La constitución genética determinará, en parte, la inteligencia y el desarrollo del lenguaje. De todos modos, gran parte de la inteligencia y del lenguaje dependen del entorno. ¿Se estimula adecuadamente al niño en casa y en el centro de preescolar? ¿En ambos lugares hay oportunidades para participar en el intercambio y para comunicarse libremente? ¿Qué tipo de retroalimentación recibe el niño?
Cuando se detectan problemas de habla, de lenguaje, auditivos o de desarrollo, la intervención precoz puede proporcionar la ayuda que necesita el niño. Y, cuando se tiene una mayor comprensión de por qué un niño no habla, se pueden aprender formas de fomentar el desarrollo del habla.
He aquí unos pocos consejos generales que puede utilizar en su casa:
Dedique mucho tiempo a comunicarse con su hijo, incluso durante la etapa de la lactancia: háblele, hágale signos y fomente en él la imitación de sonidos y gestos. Léale a su hijo, empezando cuando tan solo tenga seis meses. No tiene que leerle cuentos enteros, pero busque libros apropiados para su edad, con dibujos que animen a los niños a mirar mientras se van nombrando los dibujos. Pruebe empezar con cuentos clásicos para bebés, donde estos puedan imitar y realizar movimientos, como acariciar, o libros con texturas que los niños pueden palpar y sentir. Más adelante, deje que su hijo señale dibujos reconocibles e intente nombrarlos. Luego pase a los versos y canciones infantiles, que tienen el atractivo de la rima y el ritmo. Avance hacia los libros predecibles (como Los tres cerditos) que permiten a los niños anticipar lo que va a ocurrir. Es posible que su pequeño hasta empiece a memorizar partes de sus cuentos favoritos. Aproveche las situaciones cotidianas para reforzar el habla y el lenguaje de su hijo. En otras palabras, pásese el día hablando sin parar. Por ejemplo, nombre los alimentos que compra en la tienda de comestibles, explíquele lo que hace mientras prepara la comida o limpia una habitación, señale objetos de la casa y, mientras vayan en coche, comente los sonidos que oiga. Formule preguntas a su hijo y hágase eco de sus respuestas (incluso aunque sean difíciles de entender). Hable de forma sencilla, pero no utilice nunca el habla infantil, es decir, la forma de hablar propia de los bebés. Independientemente de la edad que tenga su hijo, reconocer y tratar los problemas lo antes posible es el mejor enfoque para ayudar en los retrasos del habla y del lenguaje. Con una terapia adecuada y a tiempo, lo más probable es que su hijo pueda comunicarse mejor con usted y con el resto del mundo.

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