En Educación hay que perseverar
A veces, el día a día con nuestros hijos se hace cuesta arriba. Debemos luchar contra ellos, contra la sociedad y contra nosotros mismos. Tenemos dudas. Serias dudas sobre si lo que hacemos lo hacemos bien.
¿Voy por el buen camino?, ¿Conseguiré que se convierta en el hombre o la mujer que quiero que sea? ¿No estaré aplicando un método equivocado?
El ilustrador Dum lo interpreta de manera muy ilustrativa en la imagen que te adjuntamos: en educación, hay que perseverar. Hablamos de cambios trascendentes, que involucran a todo el ser humano e incluso a toda la familia, por lo que los resultados se ven a largo plazo. Tanto ellos como nosotros necesitamos un tiempo. Y un espacio para florecer.
Perder la paciencia, querer ver resultados antes de hora, EXIGIR de forma inmediata y no ACOMPAÑAR sicronizadamente son los más grandes errores que podemos cometer en educación: exigir respeto sin ganarlo, exigir que pidan perdón sin sentirlo, exigir obediencia a toda costa sin entender los motivos…
Para no perder la perspectiva, te recomendamos que te hagas esta pregunta: ¿cómo quiero que sea mi hijo cuando cumpla 25 años? ¿En qué hombre o mujer quiero que se convierta? Esta pregunta marcará tus objetivos a largo plazo. Y te dará la fuerza que necesitas para perseverar a pesar de los obstáculos del día a día.