Tres reglas de oro para empezar con buen pie el nuevo ciclo escolar



Empezamos este nuevo curso escolar con muchas ganas de hacer las cosas bien, de disfrutar de nuestros hijos y de organizarnos para mejorar y evitar los problemas del curso anterior. Este nuevo curso puede y ha de ser diferente. Ha de haber alegría en casa, ganas de disfrutar de la familia, tiempo de intimidad con los hijos.
Tres reglas de oro para empezar con buen pie el nuevo curso escolar:
  • No trasmitas la idea a tus hijos de que, al acabar las vacaciones, comienza una aburrida etapa de trabajo y responsabilidades. ¿Por qué ir al colegio o ir a trabajar debe ser una obligación aburrida y monótona? Sé optimista y habla a tu hijo con ilusión de la vuelta al colegio. El trabajo debería ser una oportunidad de realización y, si desgraciadamente no lo es para ti, no se lo demuestres a tu hijo. Él ha de crecer sintiendo que trabajar con ilusión y calidad es un gran privilegio. No le estropees esta perspectiva que, por otra parte, le nutre de auto-responsabilidad. Si tus hijos son ya algo mayores, dedica tiempo a hablar con frecuencia de los aspectos positivos de tu trabajo: retos, objetivos alcanzados, mejoras propuestas, ilusión por nuevos proyectos, dificultades superadas, fracasos inesperados…
  • Háblale con ilusión de tus expectativas y ayúdale a crearse las suyas. Si es pequeño, háblale con alegría de hacer nuevos amigos, de aprender cosas nuevas, de estrenar mochila y de ser ya un niño mayor.
  • Si tu hijo ya está en primaria o secundaria y el curso pasado le dejó un “amargo sabor de boca”, no le digas “tranquilo, ya verás como este curso es diferente”. En su lugar, dedícale un tiempo a escuchar sus miedos y, si no puedes proponerle en estos momentos nuevas medidas de actuación, déjale claro que sus problemas te preocupan y que os enfrentareis juntos a ellas a lo largo del curso. Es suficiente para sentirse apoyado y comenzar con seguridad un nuevo curso que posiblemente sienta que le sobrepasa ya antes de empezar.
  • Detecta los viejos problemas para no reproducirlos. Si este año que ha terminado ha sido un año duro a nivel familiar, ¿por qué no tomarse un poco de tiempo para “enderezar lo torcido” y solucionar todo aquello que nos ha supuesto un problema? Todo, absolutamente todo, se puede mejorar; solo debes actuar allí donde “duele” y cambiar de estrategia.
  • ¿Crees que quejándote continuamente del mismo problema y utilizando las mismas estrategias que no te han funcionado vas a cambiar algo?
  • Es posible que ahora no sepas qué estrategias utilizar pero lo que sí sabes con exactitud es lo que no ha funcionado. Ese es el primer paso: ser consciente de que existe el problema. Y aunque no lo creas, es el paso más importante pues hay gran cantidad de padres y madres que cronifican los problemas con sus hijos por no saber detectarlos.
  • Repasa en la reunión lo que ha funcionado durante el año pasado y lo que debe cambiarse; adjudica nuevas responsabilidades familiares, reformula normas y consecuencias; busca soluciones a los viejos problemas y escucha las expectativas que tiene cada miembro de tu familia. Anímalos a tirar adelante entre todos un proyecto familiar interesante y atractivo para todos, no solo para vosotros o para ellos.

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